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General: tercera edad y calidad de v ida
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: IKH@NN@  (Mensaje original) Enviado: 14/10/2011 19:26
 

Tercera edad y calidad de vida

En los albores de esta etapa de la vida es frecuente que aparezca la idea y la sensación de que estamos llegando a la edad de las imposibilidades. La belleza física se deteriora, el cuerpo no responde, la energía falta... Si en esos tiempos nos quedamos apegados a lo que fuimos físicamente años antes, seguramente la vida dejará de tener alegrías.

El costo anímico de reconocernos como los mayores, de ser concientes que no podemos hacer todo lo que sí hacen los jóvenes, puede ser una fuente de sufrimiento. Pero ¿nos hemos preguntado qué es lo que sí pueden hacer los que ya tienen sus años? ¿Es inevitable que la vida se vuelva pobre para ellos? ¿O es que tendremos que aceptar los límites físicos y empezar a pensar en nuestro crecimiento y cambio espiritual ?

La expresión “crecimiento espiritual” refiere a los cambios que necesitamos hacer en nuestra manera de ver y sentir para vivir las riquezas que el actual estado de las cosas nos ofrece. Nuestro espíritu se puede ensanchar ilimitadamente y ha llegado el momento de abordar esa experiencia más conciente y voluntariamente. Valorar nuestra sabiduría de vida y cultivarla de diversas formas, puede ser uno de los caminos más fértiles en posibilidades de bienestar y alegría. Llego la hora de rescatar esa sabiduría y los poderes espirituales que ella nos otorga, de ejercer nuestra posibilidad de re-crear el sentido y de re-diseñar las maneras en que vivimos cada situación de la vida.

¿Cuántas veces la tiranía del tiempo en los años de juventud nos impidió hacer algunas cosas relacionadas con el crecimiento creativo y espiritual? ¿Cuántas veces quisimos hacer cosas para las que no encontramos tiempo porque estabamos muy ocupados? ¿Cuántas veces deseamos hacer un taller literario o participar de un coro? ¿Y cuantas veces quisimos hacer lentas y cálidas caminatas charlando con alguien y no fue posible por falta de tiempo? ¿Y cómo es eso de que podríamos jugar, rescatar el “homo ludens” que hemos dejado olvidado? Incluimos en esto la posibilidad de generar otras maneras de trabajar, con mayor serenidad, placidez, logrando que el estrés no sea un estado anímico inevitable.

La conversación y el pensar juntos

La conversación es una herramienta principal para esta cuestión. Suele ocurrir que los jóvenes necesitan hacer sus experiencias diferenciándose de sus adultos mayores. ¿Pero porqué debiéramos hablar especialmente con los jóvenes, si es con la gente de nuestra edad con quien más especialmente necesitamos construir un mundo adecuado a nuestros deseos y necesidades?

Hablar, pensar, reflexionar con otros que están en las mismas condiciones de vida siempre fue y será una buena receta para vivir mejor. Explorar mundos con la imaginación es algo que llena el alma y permite crear. Eso envejece sólo si no lo practicamos, sólo si creemos que la vejez es una enfermedad que impide todo. Es esa una creencia que puede ser muy peligrosa y que necesitamos erradicar. La tercera edad es otra edad, una más que aún tenemos para vivir.

Cómo hemos de transitarla depende de nuestras posibilidades creativas, emocionales, espirituales y todo eso se puede desarrollar en cada uno principalmente conversando. Dialogando en el sentido más rico de la palabra diálogo: haciendo verdaderos intercambios con los demás y creando significados compartidos en relación a la experiencia de vivir. Crear significados compartidos en una conversación quiere decir que hablamos con el otro o los otros comprometiendo el decir y el escuchar en aliarnos desde lo profundo de nuestro ser; en ayudarnos mutuamente a abrirnos al espíritu de los tiempos actuales para que pueda darse la magia de la creación de lo nuevo, para que aparezcan en nuestro horizonte nuevas posibilidades y nuevas situaciones a vivir.

Lo que es dificil no es imposible

Para quienes hemos vivido varias décadas corriendo detrás de objetivos que al ser alcanzados mágicamente mutaban en otros siempre por alcanzar, siempre requerientes de “algo más que había que hacer...”, no es cosa sencilla encontrar las riquezas de la vida que florecen delante de nuestros ojos. Es difícil ver y sentir la riqueza que radica en vivir abiertos a recibir los grandes tesoros que siempre evaluamos como secundarios: una conversación con un amigo, la vitalidad del sol, las flores del jacarandá, la alegría de un partido de truco, el placer de una tarea que me gusta, la mansedumbre de los días de lluvia...

Sin embargo, la tercera edad es una época de la vida en que la posibilidad de bienestar más necesita de valorar cada situaci ó n y cada momento , pero también es la edad en que la vida ha enseñado lo suficiente como para que esta sabiduría est é al alcance de más personas. Ocurre que muchas veces no nos animamos a cambiar y a vivir en la manera que deseamos y que intuimos valiosas desde nuestra experiencia vivida. La alianza con otros en el diálogo reflexivo puede hacer que nuevas riquezas existenciales sean alcanzables.

pensarlavida.com.ar 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: mimmi Enviado: 15/10/2011 04:59
 

Tercera edad y calidad de vida

En los albores de esta etapa de la vida es frecuente que aparezca la idea y la sensación de que estamos llegando a la edad de las imposibilidades. La belleza física se deteriora, el cuerpo no responde, la energía falta... Si en esos tiempos nos quedamos apegados a lo que fuimos físicamente años antes, seguramente la vida dejará de tener alegrías.

El costo anímico de reconocernos como los mayores, de ser concientes que no podemos hacer todo lo que sí hacen los jóvenes, puede ser una fuente de sufrimiento. Pero ¿nos hemos preguntado qué es lo que sí pueden hacer los que ya tienen sus años? ¿Es inevitable que la vida se vuelva pobre para ellos? ¿O es que tendremos que aceptar los límites físicos y empezar a pensar en nuestro crecimiento y cambio espiritual ?

La expresión “crecimiento espiritual” refiere a los cambios que necesitamos hacer en nuestra manera de ver y sentir para vivir las riquezas que el actual estado de las cosas nos ofrece. Nuestro espíritu se puede ensanchar ilimitadamente y ha llegado el momento de abordar esa experiencia más conciente y voluntariamente. Valorar nuestra sabiduría de vida y cultivarla de diversas formas, puede ser uno de los caminos más fértiles en posibilidades de bienestar y alegría. Llego la hora de rescatar esa sabiduría y los poderes espirituales que ella nos otorga, de ejercer nuestra posibilidad de re-crear el sentido y de re-diseñar las maneras en que vivimos cada situación de la vida.

¿Cuántas veces la tiranía del tiempo en los años de juventud nos impidió hacer algunas cosas relacionadas con el crecimiento creativo y espiritual? ¿Cuántas veces quisimos hacer cosas para las que no encontramos tiempo porque estabamos muy ocupados? ¿Cuántas veces deseamos hacer un taller literario o participar de un coro? ¿Y cuantas veces quisimos hacer lentas y cálidas caminatas charlando con alguien y no fue posible por falta de tiempo? ¿Y cómo es eso de que podríamos jugar, rescatar el “homo ludens” que hemos dejado olvidado? Incluimos en esto la posibilidad de generar otras maneras de trabajar, con mayor serenidad, placidez, logrando que el estrés no sea un estado anímico inevitable.

La conversación y el pensar juntos

La conversación es una herramienta principal para esta cuestión. Suele ocurrir que los jóvenes necesitan hacer sus experiencias diferenciándose de sus adultos mayores. ¿Pero porqué debiéramos hablar especialmente con los jóvenes, si es con la gente de nuestra edad con quien más especialmente necesitamos construir un mundo adecuado a nuestros deseos y necesidades?

Hablar, pensar, reflexionar con otros que están en las mismas condiciones de vida siempre fue y será una buena receta para vivir mejor. Explorar mundos con la imaginación es algo que llena el alma y permite crear. Eso envejece sólo si no lo practicamos, sólo si creemos que la vejez es una enfermedad que impide todo. Es esa una creencia que puede ser muy peligrosa y que necesitamos erradicar. La tercera edad es otra edad, una más que aún tenemos para vivir.

Cómo hemos de transitarla depende de nuestras posibilidades creativas, emocionales, espirituales y todo eso se puede desarrollar en cada uno principalmente conversando. Dialogando en el sentido más rico de la palabra diálogo: haciendo verdaderos intercambios con los demás y creando significados compartidos en relación a la experiencia de vivir. Crear significados compartidos en una conversación quiere decir que hablamos con el otro o los otros comprometiendo el decir y el escuchar en aliarnos desde lo profundo de nuestro ser; en ayudarnos mutuamente a abrirnos al espíritu de los tiempos actuales para que pueda darse la magia de la creación de lo nuevo, para que aparezcan en nuestro horizonte nuevas posibilidades y nuevas situaciones a vivir.

Lo que es dificil no es imposible

Para quienes hemos vivido varias décadas corriendo detrás de objetivos que al ser alcanzados mágicamente mutaban en otros siempre por alcanzar, siempre requerientes de “algo más que había que hacer...”, no es cosa sencilla encontrar las riquezas de la vida que florecen delante de nuestros ojos. Es difícil ver y sentir la riqueza que radica en vivir abiertos a recibir los grandes tesoros que siempre evaluamos como secundarios: una conversación con un amigo, la vitalidad del sol, las flores del jacarandá, la alegría de un partido de truco, el placer de una tarea que me gusta, la mansedumbre de los días de lluvia...

Sin embargo, la tercera edad es una época de la vida en que la posibilidad de bienestar más necesita de valorar cada situaci ó n y cada momento , pero también es la edad en que la vida ha enseñado lo suficiente como para que esta sabiduría est é al alcance de más personas. Ocurre que muchas veces no nos animamos a cambiar y a vivir en la manera que deseamos y que intuimos valiosas desde nuestra experiencia vivida. La alianza con otros en el diálogo reflexivo puede hacer que nuevas riquezas existenciales sean alcanzables.

pensarlavida.com.ar 
GRACIAS IKHANNAPOR TU APORTE ME SIRVE ESTOY A MESES DE CUMPLIR SESENTA Y SI ME SIENTO TRISTE DE PENSAR EN CUANTAS COSAS YA NO PODRE HACER
UN ABRAZO MIMMI


 
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