Anochece... un vértigo de silencio suspende los latidos de la vida. Las distancias anulan dimensiones invadiendo relieves y presencias. El nogal se mete en su sombra, se hace sigilo el rumor del bosque y un viento de algodones rellena las trompetas del sonido. Es la mutación solemne donde los sentidos flotan en limbos irreales. Ahora vendrá la luna con su grito pálido y romperá el embrujo. Volverá el taladro de los grillos, la sierra de los sapos, y la sangre detenida recobrará su curso.
Autor Daniel Florido
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