Como seres humanos, con fortalezas y debilidades, un método para el
crecimiento espiritual es renunciar y acumular. Debo renunciar lo negativo.
Aunque tenga ganas de gritar contra alguien, de pelear con una persona,
aunque los celos y la envidia me consuman, hay que aprender a transformar
esta negatividad en algo positivo.
Pues la ira solo conquista un terreno destruido y los celos solamente muestran cuan inferior soy yo.
Si tomo de la ira su fuerza y energía, si paso a cooperar con algo grandioso, para el bien
de otros, entonces sentiré cuan grandioso soy. Y estaré acumulando en mi
alma la maravilla de lo divino que tengo adentro de mi, un divino que es
puro y perfecto y que existe y siempre existirá en la esencia de cada ser
humano.