Durante la menopausia, las mujeres sufren una disminución hormonal y también los hombres, en la andropausia, padecen una declinación hormonal, sutil pero inevitable.
La menopausia es el fin del ciclo reproductivo para la mujer pero no es el fin de la sexualidad y puede ser el inicio de otra etapa de vida llena de posibilidades diferentes.
Muchas mujeres no registran ningún síntoma en la menopausia y para ellas solamente se manifiesta por la interrupción de la menstruación, que en gran parte no deja de ser una liberación.
La menopausia no significa vejez ni es una enfermedad, es un fenómeno fisiológico que no se da de un día para otro sino que va sucediendo con los años.
Élida Rodriguez, Vicepresidente de la Asociación Argentina de Controversias en Obstetricia y Ginecología, especialista en climaterio, explica que aunque la expectativa de vida quizás se pueda extender a 120 años, el ciclo biológico reproductivo no cambia, o sea que la menopausia va a aparecer a la misma edad, alrededor de los cincuenta años, comenzando los desajustes hormonales un tiempo antes; ciclos que los médicos identifican con el nombre de perimenopausia.
Después de la menopausia comienza el período post menopáusico, que se puede extender de diez a quince años y que se denomina climaterio.
Solamente cuando ya ha pasado un año sin menstruación se puede afirmar que una mujer está viviendo su menopausia.
La falta de sensibilidad del cerebro al estrógeno durante la perimenopausia puede producir en algunas mujeres una gama de síntomas como sudoración, dolores articulares, cambios en el deseo sexual y también depresión.
En esta etapa pueden aparecer sofocos, palpitaciones y episodios de ansiedad, que pueden ocurrir a diario, o de vez en cuando, y que pueden durar de treinta segundos hasta media hora. Lo que se altera es la temperatura de la piel que a veces llega a aumentar hasta siete grados centígrados.
Aunque la menopausia no es el fin de la sexualidad, la libido desciende, la lubricación vaginal disminuye, la vagina pierde elasticidad y puede sangrar fácilmente al contacto y producir dolor durante el coito.
El cambio principal es psicológico, porque algunas mujeres piensan que dejan de ser atractivas para su pareja, quien probablemente también esté sufriendo una disminución de su libido debido a la edad, lo cual, si no hay una buena comunicación puede desencadenar una crisis.
Es en este momento en que hay que evaluar en qué estado está la salud de la pareja.
La andropausia puede producir en el hombre el síndrome de Adán, que es típico del varón irritable.
En algunas mujeres se producen picos de testosterona que pueden incrementar su deseo sexual, fortalecido por la ausencia de preocupación por los embarazos.
Durante la menopausia se puede aumentar de peso, porque el metabolismo se hace más lento.
En esta etapa de la vida también se producen cambios emocionales. Muchas mujeres, liberadas de las cargas familiares suelen recuperar actividades que habían abandonado o también iniciar una nueva vida de pareja. Pero otras, pueden vivir estos cambios en forma negativa y desarrollar un cuadro depresivo. La personalidad es la que determinará en qué forma va a experimentar una mujer este cambio.
Mantener la mente ocupada, trabajar aunque sea una hora por día, hacer deportes, tener proyectos y cuidarse, son hábitos que pueden ayudar a transitar mejor este período de la vida.
Los hombres también sufren descensos hormonales con los años pero con un ritmo más parejo. En ellos, la testosterona comienza a declinar desde la tercera década de la vida y mantiene un ritmo de descenso de un uno por ciento durante el resto de la vida. Es un cambio gradual que casi no se percibe y que recién se empieza a notar cuando se pierde fuerza muscular y deseo sexual y cuando comienza a fallar la memoria y a decaer el estado de ánimo.
Desde otra perspectiva, la andropausia es muy diferente de la menopausia femenina, porque el varón sigue produciendo hormonas, sus testículos continúan trabajando y no hay interrupción de funciones.
En cuanto a las mujeres, los avances de la técnica en fecundación in vitro hace posible que mujeres de más de sesenta años, veinte años después de la menopausia, queden embarazadas y den a luz un hijo sano, como ocurrió con Papathiammal Subramanian, nacida en la India, que se convirtió en una de las madres más longevas del mundo a los 64 años o como Satyabhama Mahapatra que lo logró a los 65.
Pero para someterse a este tratamiento hay que tener una muy buena motivación, ya que normalmente no es aconsejable iniciar una nueva etapa de la vida utilizando antiguas fórmulas, que fueron adecuadas en otra.
Fuente: “Muy Interesante”; No.296, 06/2010; “Al calor de los años”; Pablo Seoane.
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