Una nueva investigación reveló que los pájaros que viven en climas más impredecibles son más dados a engañar a sus parejas.
“Aparearse con múltiples individuos incrementa las chances de que al menos un hijo posea los genes que le permitan enfrentar las variables condiciones por venir”, dijo Carlos Botero, ecólogo evolutivo y cabeza del estudio publicado en Plos One.
Los pájaros se unen por lo general a una pareja durante la temporada de apareamiento y algunas veces anidan con ella año tras año. Antes de los 90, el fenómeno llevó a los científicos a creer que más del 90% de todas las especies son monógamas, pero ahora con técnicas genéticas se sabe que la mayoría tiene más parejas.
A pesar de la historia de infidelidad de las aves, las fluctuaciones de temperaturas extremas parecen estar intensificando ese efecto. Si el clima global continúa tornándose más errático, las áreas afectadas podrían tener una mayor tasa de promiscuidad entre los pájaros, según Botero.
En el estudio, Botero y Dustin Rubenstein, recogieron datos de más de 200 especies de aves, de gansos a patos, gorriones y halcones.
Luego compararon los hábitos de apareamiento con registros de temperatura y precipitación cerca de las áreas de anidamiento. En las regiones con climas menos estables, las hembras estaban poniendo más huevos que no tenían el ADN de sus parejas, y las aves intercambiaban parejas con mayor frecuencia entre las épocas de apareamiento. Según la ubicación y el tipo de ave, las fluctuaciones del tiempo pueden provocar situaciones estresantes que conduzcan indirectamente a la promiscuidad, según Botero. Si hace un frío extremo, por ejemplo, no hay suficientes plantas ni insectos para comer y los polluelos pueden congelarse al no tener plumas para protegerse.
No se trata solo de tener los mejores genes para sobrevivir a condiciones difíciles, sino también cuánto puede ayudar el macho. Si una temporada lleva peces al nido puede que en la siguiente no sea capaz de encontrar alimento, haciendo que su pareja se aparee con un macho mejor.
Las aves hembra eligen pareja por lo general según la atracción que perciban. Algunas aves seducen cantando, mientras otras especies muestran sus destrezas para la caza o su colorido plumaje. Pero cuando los patrones del clima cambian, muchas aves pierden rápidamente su encanto.
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