Es difícil aceptar las etapas de los otros...!
Dicen que la vida es una rueda que gira... Los que estamos a mitad del camino, (¡y nunca se sabe exactamente en qué punto estamos!) llegaremos muy pronto a esa etapa incómoda.
Todo llega y más pronto de lo que pensamos. La rueda gira demasiado veloz.
Entonces, tendríamos que ponernos en el lugar de nuestros padres, entenderles y no dejar de ser cariñosos con ellos.
Cada lágrima que derraman por nuestros gritos nos va a pesar cuando ya no estén...
Solo el amor por los padres puede allanar esas dificultades de convivencia con una persona mayor.
Cómo amarlos… Déjale hablar... porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.
Déjale vencer... en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.
Déjale ir a visitar... a sus viejos amigos, porque entre ellos se siente revivir.
Déjale contar... sus historias repetidas, porque se siente feliz cuando le escuchamos.
Déjale vivir... entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.
Déjale gritar... cuando se ha equivocado, porque los ancianos, como los niños, tienen derecho a la comprensión.
Déjale tomar un puesto... en el coche de la familia cuando vais de vacaciones, porque el año próximo tendrás remordimientos de conciencia si el abuelito ya no está.
Déjale envejecer... con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la Naturaleza.
Déjale rezar... como él sabe, como él quiere, porque el adulto mayor descubre la sombra de Dios en el camino que le falta por recorrer.
Déjale morir... entre brazos llenos de piedad, porque el amor de lo amado sobre la Tierra nos hace presentir mejor el torrente infinito de amor de Dios.
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