No siempre el amor es sinónimo de felicidad, al contrario, por lo general se convierte en verdadero sufrimiento por distintos motivos.
Es común que las personas se sientan atraídas por gente atractiva, bella, elegante, con simpatía natural y seguridad en sí mismas que las hacen irresistibles.
También es probable que esas personas tengan muchos pretendientes y que vivan asediadas por ellos y que esa condición las convierta en inaccesibles, pretensiosas y arrogantes.
A pesar de todos estos inconvenientes, muchos no se desalientan y se animan a avanzar para conquistarlas.
Este fenómeno humano es un arquetipo y sucede desde el principio del mundo, lo que “parece” bueno lo quieren todos y entonces hay que vivir luchando o compartirlo.
Las personas primero nos conmueven al verlas, pero no es raro que cuando las comenzamos a tratar nos desilusionen, porque la naturaleza es sabia y misericordiosa y al que le da belleza y excelentes atributos físicos puede no tener nada en la cabeza o ser consentida y caprichosa si es mujer, y si es hombre, bueno para nada, vanidoso y egoísta.
A veces pueden ser personas excelentes desde todo punto de vista, pero en esos casos siempre tienen novia o están casados.
Si la novia o el novio es uno mismo, es probable que la vida no sea un jardín de rosas, a menos que esa persona tenga la virtud de ser estable emocionalmente y sincero en brindar su amor.
Lo cierto es que la mayoría que vive esta condición no es feliz, sufre infidelidades, desplantes, es tratado como un esclavo y con total falta de respeto.
Hay muchas parejas así que se someten y que con tal de no perder su amor son capaces de perder su identidad y olvidarse de sí mismas, mientras muy en el fondo van acumulando resentimiento y rencor hasta que se enferman o explotan.
Ayer leí algo que me pareció interesante de alguien que sin ser médico se le ocurrió asociar la enfermedad de Alzheimer con una computadora que tiene el disco duro lleno, y pensé que no sería nada raro que algo de eso también podría influir en esa enfermedad; cuando no se han expresado las emociones durante mucho tiempo puede llegar el día en que la memoria está tan llena que no registra más nada y es la única forma de poder seguir viviendo, vacío por dentro.
Suele ser saludable no involucrarse afectivamente con personas que inspiran emociones que no se pueden manejar; ya que si prestan atención, todos se pueden dar cuenta dónde se están metiendo antes de caer en una red de la que después no podrán escapar.
Sin embargo, en lugar de retroceder a tiempo, la mayoría se deja llevar por el enamoramiento sin evaluar las consecuencias y eligen vivir una vida miserable, esclavos de ese amor.
Si se trata de vivir una pasión transitoria sin intenciones de establecer una relación estable, tal vez brinde placer y ningún dolor, pero este tipo de vínculo es lo mismo que jugar con fuego, nunca se sabe la huella que puede dejar.
Vivir en pareja es una forma de vivir la vida y esa relación puede ser importante y es deseable que así sea, pero no es lo único que tenemos; también nos tenemos a nosotros mismos, nuestra vocación, nuestro estudio, nuestro trabajo, nuestros parientes y amigos, nuestra casa y otros intereses, el deporte, la ciencia, el arte, la música, el cine, o el teatro.
La vida es un abanico de posibilidades y somos seres libres para desplegarlo y elegir lo que nos gusta, y postergar no es renunciar a nosotros mismos, es algo que nos debemos y que no tenemos que ignorar para ser esclavos de otro.
Toda relación tiene un límite, y ese límite es cuando nos exige alienarnos y dejar de ser quienes somos.
la guia de psicologia