Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las
discrepancias sin violencia o destrucción.
Madurez es cuando aprendemos a no prejuzgar, no juzgar, no criticar,
no participar en los rumores falsos que contaminan nuestra alma.
Madurez es poner en práctica las enseñanzas de la vida recibidas que
nos lleve a la verdadera felicidad.
Madurez es tener una gran intuición y hacer a un lado todo aquello
que nos manipule o afecten a nuestras vidas.
Madurez es paciencia. Es la voluntad de posponer el placer inmediato
en favor de un beneficio a largo plazo.
Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un
proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos
decepcionantes.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir "me
equivoqué" y, cuando se está en lo correcto, la persona madura no
necesita experimentar la satisfacción de decir "te lo dije".
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los
inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no
hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar
la crisis.
Los inmaduros son maestros de la excusa, son los confusos y
desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas,
amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que
nunca se convierten en realidades.
"Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar ".
"Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente
recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de
haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que Él ha prometido.
Pues dentro de muy poco tiempo, -el que ha de venir vendrá, y no
tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no
será de mi agrado- Pero nosotros no somos de los que se vuelven
atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y perseveran
su vida" Hebreos 10:35-39