Cuando Libertad llegó a mí, tenía las dos alas rotas. Estaba demacrada y cubierta de piojos. Decidimos
darle una oportunidad en la vida, así que la tomé y la llevé a la oficina del veterinario. A partir de entonces yo siempre estuve a su alrededor. La hemos tenido en una enorme jaula de perros con la parte superior abierta, a la cual llenamos con periódicos cortados en tiras para que ella estableciera su nido, y así pudiera acostarse y descansar. Yo solía sentarme y hablar con ella, instándola a vivir, a luchar, mientras ella se quedaba mirándome con esos ojos marrones grandes.
También tuvimos que alimentarla dándole comida a través de un tubo durante semanas.
Esto se prolongó durante 4-6 semanas, y para entonces todavía.
No podía mantenerse parada por sí sola. Llegó al punto en que se tomó la decisión de practicarle la eutanasia si es que ella no podía mantenerse en pie por sí sola, en una semana.
Usted debe imaginarse lo difícil que era para mí, tomar una decisión de esa índole.
No quería cruzar esa línea entre la tortura y su rehabilitación, pero parecía que la muerte nos iba ganar. A ella se le iba a dar oportunidad, hasta ese viernes, pero si no reaccionaba, se le pondría a dormir.
Supuestamente yo debía visitarla por última vez la tarde del jueves. Yo no quería ir porque no podía soportar la idea de verla sacrificar; pero me fui de todos modos, y cuando entré al Centro, vi que todo el mundo estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Fui inmediatamente de regreso a su jaula, y allí estaba ella, de pie por su cuenta, una grande y bella Águila.
Estaba lista para vivir. Yo estaba casi con lágrimas en mis ojos en ese momento.
Fue un día muy bueno, y muy especial para mí...
Sabíamos que no podía volar, así que el director me pidió que obtuviera un guante de entrenar.
Me dio el guante, una correa para sujetar la pierna del águila con un anillo para fijarlo a la correa en mi mano...
Entonces empezamos a hacer programas de educación para las escuelas en el oeste de Washington.
Terminamos en los periódicos, la radio (aunque no lo crean) y algunos programas de Televisión. En "Se admiten Milagros" incluso se hizo una demostración acerca de nosotros.
En la primavera de 2000, fui diagnosticado con linfoma no-Hodgkin. Tuve la etapa 3, que no es bueno (en un órgano principal, más en otras partes), por lo que terminé haciendo 8 meses de la quimioterapia.
Me perdí un montón de trabajo. Cuando me sentí lo suficientemente fuerte, yo iría a las montanas de Sarvey para tomarme con Libertad la dicha de dar un paseo. Estaba ansioso por ver la reacción de Libertad.
También ella me ayudaba viniendo a mí en mis sueños y me ayudo a luchar en contra del cáncer. Esto sucedió una y otra vez.
Un avance rápido hasta noviembre de 2000, el día después de Acción de Gracias.
Fui para el último examen.
Me dijeron que el cáncer ya no existía. Se había ido.
Todos mis martirios y preocupaciones se han ido después de 8 rondas de quimioterapia, mi última opción era un trasplante de células madre. De todos modos, hicieron las pruebas, y yo tenía que volver el lunes para los resultados finales. Fui el lunes, y me informaron los Doctores, que todo el cáncer había desaparecido.
Así que lo primero que hice fue levantarme y llevar a la chica grande a dar un paseo. Era una manan con niebla y muy fría.
Quería ver si se atrevía a volar aunque fuera un vuelo corto.
Fui con una correa para sujetar la pierna del Águila con un anillo para fijarlo a la correa de mi mano...
y salimos frente a la parte superior de la colina. Yo no había dicho ni una palabra a Libertad, pero de alguna manera lo sabía. Ella me miró y me envolvió con sus inmensas alas hasta donde yo podía sentir su presión y toda su fuerza en mi espalda (Yo estaba envuelto por las alas de el águila), Entonces me tocó la nariz con su pico y se quedó mirándome con sus ojos, quedándose allí muy tranquila por no sé cuánto tiempo. Emprendió un corto vuelo y regresó a mí.
Ese fue un momento mágico.
Hemos sido amigos del alma cada vez desde que llegó a mi vida.
Esta es un ave muy especial.
En una nota lateral:
He presenciado gente que estaban enfermos y se acercan a nosotros cuando estamos fuera, y Libertad tiene algún tipo de control sobre ellos. Una vez tuve un tío con una enfermedad terminal, y al llegar a nosotros dejé que la abrazara.
Sus rodillas casi se doblaron y juró que podía sentir su supuesto poder a través de su cuerpo. Tengo muchas historias como esa....
Nunca me olvido de que tengo el honor de estar tan cerca de un espíritu tan magnífico como Libertad.
(De mi correo)