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Arturo Capdevilla
(1889-1967)
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Me acerqué a la fiesta del mundo
Me puse
mi traje de fiesta.
Cuando yo llegaba,
estaban cerrando las puertas.
Apagaban las últimas luces;
ya no había fiesta.
Un olor de perfumes gastados
flotaba en la noche desierta.
Me fui por la vida. Y andando,
he oído palabras dispersas.
Quién decía justicia; quién, gloria;
quien nombraba muy bien las estrellas.
Quién decía palabras muy altas;
quién decía palabras muy cuerdas.
He oído palabras...Las cosas
no supe lo que eran.
Había unos libros, en donde
estaba sepulta la ciencia.
Hojeando cien libros estuve
mil noches enteras.
Menos luz en los ojos; las manos
un poco más viejas;
¡eso es todo!...Y el alma en el fondo
acaso más triste, más sola y más buena.
Me contaron del ave que habla:
nadie pudo encontrarla jamás.
Me contaron del árbol que canta:
ya no canta más.
Me acerqué a la fiesta del mundo. Las luces
apagaban ya.
Lo que he visto lo cuento. Mentira mi labio
no dice jamás.