Y la ciudad, ahora, es como un plano De mis humillaciones y fracasos; desde esa puerta he visto los ocasos y ante ese mármol he aguardado en vano aquí el incierto ayer y el hoy distinto me han deparado los comunes casos de toda suerte humana, aquí mis pasos urden su incalculable laberinto. aquí la tarde cenicienta espera el fruto que le debe la mañana Aquí mi sombra en la no menos vana sombra final se perderá, ligera. no nos une el amor sino el espanto será por eso que la quiero tanto.
Jorge Luis Borges |