Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.” Eclesiastés 10:1 ¡Cuidado al tomar decisiones! Pon atención a lo que vas a decir. Mantente alerta y mira bien por la senda que vas caminando. Escucha bien lo que te van a decir. Un mal paso puede alterar el rumbo completo de tu vida. Analiza bien y luego actúa. ¡Cuánta gente buena ha dañado y derivado todo lo que con amor habían edificado! Por un momento de ira, por un instante de confusión. Por un minuto de prisa, por 60 segundo de temor. Porque el dolor los quemaba sintieron que no podrían continuar. Hay fallas que no te puedes permitir. Hay cosas para las cuales hay segundas oportunidades, pero hay otras que por más que intentes sustituir son irremplazables. Un mal pensamiento puede nublar la inteligencia si se le da rienda suelta. Hombres que apuestan hasta lo que no tienen en su afán por conseguir dicha y fortuna. Mujeres que piensan en abandonar el hogar porque no se sienten queridas y por el trato que reciben de su propia familia. Chicos y chicas que están pensando en quitarse la vida. Embarazos no deseados y enfermedades venéreas por unos minutos de placer o por haber cedido ante la presión de otros. Personas que viven en el valle de los lamentos, se confinan al pasado y se desligan del presente arruinando su futuro. Parecen no darse cuenta que la vida es tan solo un ratito, comparada con la eternidad y que hay que vivirla plena y de la mejor manera posible. No permitamos que el odio cobre las vidas ni que el desorden impere en nuestras vidas ni en la de los demás. No dejemos que la violencia se adueñe de nuestros hogares y ciudades y cobren las vidas de tantos inocentes. Hay que actuar inteligentemente, con buen juicio, integridad, verticalidad. Hay que también pensar en el bienestar de los demás, respetar los derechos y la dignidad. Dale valor a la vida, mira y date cuenta de que es tan preciada y no la debes desechar en un momento por malas decisiones. Recordemos, que así como la mosca muerta hacer que hieda el buen perfume del perfumista, una pequeña insensatez o locura puede llevar a perder al que es estimado por sabio.