- ¿Te has enterado Sócrates...?
- Un momento, amigo – interrumpió el filósofo - ¿Seguro que todo lo que vas a contarme es cierto?
- No; pero me lo contaron otros.
- Entonces, no valdría la pena repetirlo a menos que se tratara de algo bueno. ¿Satisface los criterios de la bondad?
- No todo lo contrario...
- ¡Ah! Y dime; ¿Es necesario que yo lo sepa para evitar el mal a otros?
- Realmente... No
- Bien en tal caso – concluyó Sócrates – olvidémoslo.
¡Hay en la vida tantas cosas valen la pena! ¿Para qué molestarnos con algo tan despreciable, que ni es verdad, ni bueno ni útil? Anécdota anónima atribuida a Sócrates.