Todos nosotros hemos pasado muchos días, o semanas enteras, sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo. Son momentos difíciles, cuando el calor humano desaparece, y la vida se reduce a un arduo esfuerzo por sobrevivir.
En esos momentos en que el fuego ajeno no le da calor a nuestra alma, debemos revisar nuestro propio hogar. Debemos agregarle más leña y tratar de iluminar la sala oscura en la que nuestra vida se transformó.
Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera cruje, que las brasas brillan o las historias que las llamas cuentan, la esperanza nos será devuelta.
Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. No es más que cuestión de tiempo.
El amor siempre llega a nosotros para ser compartido a manos llenas a veces se pierde en el tiempo y el viento lo lleva a otros mundos ... Hoy mi cariño es para ti querida Leti que Dios te de amor paz y felicidad Ceci