La humanidad necesita, sin más pérdida de tiempo, de su Padre Creador. Del Hijo, Dios Redentor. Del espíritu santo, Dios Vivificador. Y de María, Madre de Dios y de los hombres. Para lograrlo se necesita una legión de nuevos apóstoles que enfrenten la difícil misión. Con el Rosario en la mano, es más fácil. Recemos cada día el Santo Rosario, si lo hacemos en familia, mejor