Francis Kenter, que vive en Amsterdam, alimenta exclusivamente a su hijo Tom Watkins con frutas, nueces, zumos y verduras crudas desde que tiene cinco años.
En su dieta nunca incluye pan, pasta, pescado, carne u otros alimentos cocinados porque, según la madre, la comida pierde propiedades al ser cocinada a más de 40 grados.
"Tomarse la comida frita con un rebozado crujiente es tan adictivo como la heroína", dijo la mujer.
Esa dieta le ha ocasionado al hijo un retraso considerable en su crecimiento, dijeron expertos del hospital universitario de Amsterdam UMC, que compararon su evolución física con la de un menor con problemas de nutrición en África y expresaron preocupación por su desarrollo cerebral.
El caso ha causado polémica en Holanda, ya que el sistema de alimentación que sigue Kenter ha hecho que su hijo no pueda asistir a la escuela secundaria desde hace dos años porque "allí los niños se reían de él por lo que llevaba para comer", dijo la mujer.
"Durante el día ya no comía nada porque no me atrevía a sacar la comida del bolso para no oír los comentarios de los otros", explicó al diario Tom, que aunque es de talla pequeña para la media holandesa (mide poco más de 1,50 metros), tiene un aspecto físico que a primera vista parece saludable.
La polémica también se ha suscitado porque aunque el joven recibe enseñanza en casa, esa educación no se considera regulada en su caso porque la madre no ha hecho los cursos que la capacitan para ello.
En Holanda la enseñanza en casa únicamente se permite por problemas físicos o psíquicos de los menores, que reciben una exención de la escolarización obligatoria, pero los padres o la persona que le enseñe a domicilio tienen que disponer de un título pedagógico reconocido. Se calcula que en Holanda entre 200 y 2.000 niños reciben este tipo de educación.
Los servicios sociales holandeses, por su parte, advirtieron a Kenter que si el próximo siete de enero Tom no está inscrito en una escuela regulada, le retirarán la custodia.
"Esta es una táctica de acoso", declaró la mujer, que reiteró que su manera de alimentar a su hijo "es más sana" que una dieta con alimentos cocinados.
"Por qué no podemos ser libres de alimentar a nuestros hijos de una manera más sana de lo que establece la norma", se pregunta la mujer en sus declaraciones a ese diario, en las que hace oídos sordos a las opiniones de los expertos.
Los servicios sociales holandeses ya la habían acusado con anterioridad de maltratos al menor, precisamente por no permitirle comer una dieta más variada. Una decisión judicial derivada de esa denuncia concluyó que el patrón alimenticio del niño no era de por sí razón para que le retiren la custodia, pero advirtió a la madre que el adolescente tenía que ir al colegio.
“No estoy todo el tiempo con mi madre, salgo con mis amigos y juego en un equipo de fútbol", indicó el adolescente, cuyo padre vive en Inglaterra.
El estilo de vida de Kenter y su hijo ya ha sido objeto de los documentales 'Crudo' y 'Más crudo', realizados en 2008 y en 2012, y en los que el niño asegura que su madre no lo obliga a comer de esa manera.