Dios es el único que puede vencer la imposibilidad y hacer que todo sea posible. Si nada es imposible para Dios, eso significa que todo es posible para él. Nuestra mente no puede comprender la profundidad de estas palabras, pues nosotros como seres limitados que somos estamos rodeados de imposibilidades. Dios reside en un medio ambiente donde todo es posible y para él lo “común y corriente” son los milagros.
A todo aquel que ha creído en su nombre se les ha dado “potestad de ser hechos hijos de Dios”, Esto quiere decir que al ser hijos de Dios, somos recipientes de todas sus promesas, y lo que antes era imposible para nosotros ahora es posible si vivimos una vida que agrade a nuestro Padre celestial y acudimos a él por su ayuda pidiendo con fe.
Esto aseguró Jesús a sus discípulos después de liberar a un muchacho endemoniado, al cual ellos habían tratado infructuosamente de sanar.
Cuando los discípulos le preguntaron al Maestro: “¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?”, él les contestó: “Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20).
¿Sientes que no hay solución para tu problema? ¿Estás perdiendo la esperanza? ¿Te parece que eso es imposible? Quizás desde el punto de vista humano sea imposible, pero si confías en Dios, y esperas en él con fe, sucederá un milagro. No olvides que para el Señor es muy fácil resolver tu problema.
Dios declaró por medio del profeta Jeremías: “He aquí que yo soy Yave Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jeremías 32:27). El Dios de los milagros sigue vigente hoy y su brazo de poder no se ha acortado. Sólo necesitas confiar en él. Busca su rostro en oración día tras día, lee su palabra, medita en ella, ponla en práctica en tu diario vivir, establece una íntima comunión con el Señor, y experimentarás como sus promesas se convierten en una realidad en tu vida.