Que hipertensión y cerebro estén ligados no es caso nuevo y es más que lógico. Pero que en el cerebro esté la fuente de la hipertensión, sí que es novedad.
Un estudio publicado en el Journal of Clinical Investigation rastrea la hipertensión hasta una nueva fuente celular en el cerebro y muestra que los tratamientos dirigidos a esa área pueden reversar la enfermedad.
En lo que los pares que revisaron el estudio denominan ‘un nuevo paradigma’, para enfrentar la creciente epidemia mundial de hipertensión, esta mirada a las raíces podría ser una esperanza para los 1.000 millones de personas que padecen el complicado mal.
La hipertensión se presenta cuando la fuerza de la sangre contra los vasos sanguíneos crece lo suficiente como para crear problemas como un ataque cardíaco, derrame o afectar corazón y riñones. El corazón bombea más duro y a menudo la hormona angiotensina Iihace que se active la hipertensión activando las células nerviosas que contraen los vasos sanguíneos.
“Sabíamos que el sistema nervioso central orquesta este proceso y ahora hallamos el conductor”, dijo Robin Davisson, profesor de Fisiología Molecular en Cornell.
El laboratorio de Davisson rastreó las señales neuroquímicas hasta el retículo endoplasmático, esa fábrica de proteínas y centro de control del manejo del estrés en cada célula. Si algo no funciona en la célula, el retículum activa procesos para adaptarse al estrés. El estrés prolongado en el retículo deriva en en enfermedades y varios agentes estresantes a los que el retículo responde han sido conectados con la hipertensión.
El laboratorio encontró que altos niveles de angiotensina II agregan estrés al retículo, que responde activando una cascada de señales neuronales y hormonales que desencadenan la hipertensión.
No todas las células en el retículo conducen la orquesta. Aquellos que desencadenan la señal en cascada se encuentran cerca al fondo de una estructura cerebral con forma de puerta, el órgano subfornical. A diferencia de la mayor parte del cerebro, estese halla fuera de una barrera protectora que impide que la mayoría de partículas entren al cerebro. Este órgano puede interactuar con partículas como la angiotensina II que es muy grande para pasar la barrera y también se puede comunicar con las cámaras internas del cerebro.
Esta es una buena noticia para desarrollar terapias al situarse el órgano fuera de aquella barrera, por lo cual puede ser alcanzado mediante tratamientos comunes como pastillas o inyecciones.
El laboratorio demostró que los tratamientos que inhiben el estrés en el retículo en el órgano subfornical pueden detener la hipertensión debida a la angiotensina y llevar la presión a niveles normales.
(Tomado de El Colombiano)