JUSTIçA E EQUILÍBRIO
Em determinada passagem do evangelho, o apóstolo Paulo afirma:
"Pois aquilo que o homem semear, isto também ceifará".
Habitualmente se entende que somente após a vida terrestre faremos um balanço de nossas ações, recebendo a justa recompensa, seja paz ou desequilíbrio.
Ocorre que não é necessário morrer para perceber a atuação da lei das compensações.
Reparemos o cenário da luta vulgar na Terra.
Há homens que são indiferentes às dores do próximo.
Por seu turno, eles também recebem a indiferença quanto às dores que experimentam.
Muitos optam pelo afastamento do convívio social.
Para esses a solidão deprimente é a resposta ao mundo.
Alguns se permitem utilizar extrema severidade no trato com o semelhante.
Mas também são julgados pelos outros com rigor e aspereza.
Há quem pratique, em sociedade ou em família, a hostilidade e a aversão.
Naturalmente encontra entre vizinhos e parentes primordialmente antipatia e desconfiança.
Entretanto, muitos optam por demonstrar carinho e respeito, mesmo por desconhecidos.
Esses gestos amigos granjeiam o concurso fraterno até de grupos anônimos que a todos cercam.
Pequeninas sementeiras de bondade geram abençoadas fontes de alegria.
O trabalho bem vivido produz o tesouro da competência.
Atitudes de compreensão e gentileza estabelecem solidariedade e respeito, junto a nós.
Otimismo e esperança, nobreza de caráter e puras intenções atraem preciosas oportunidades de serviço, em nosso favor.
Todo dia é tempo de semear.
Todo dia é tempo de colher.
Não é necessário atravessar as portas do túmulo para encontrar a justiça, face a face.
A justiça revela-se no cotidiano, nos princípios de causa e efeito, em todos os instantes de nossa vida.
A justiça divina é, em última instncia, uma lei de harmonia.
Deus criou o mundo com base em leis perfeitas, que regem a vida e a evolução das criaturas.
A energia que lançamos no mundo, seja de paz ou de desarmonia, nos pertence.
Ela até pode afetar momentaneamente os outros, mas sempre volta à origem, para quem a emitiu.
Esse raciocínio evidencia o equívoco de pretender que Deus castiga suas criaturas.
É inconcebível imaginar Deus no papel de carrasco, sondando os atos de cada um de seus filhos, para puni-los ao menor desvio.
Ele nos dá livre-arbítrio, a fim de que cresçamos em experiência, discernimento e compreensão.
Mas também nos dá responsabilidade por nossos atos, permitindo que experimentemos as consequências de todos eles. Assim, se causamos desequilíbrio no universo, fazendo mal a um semelhante devemos restabelecer o equilíbrio original, reparando as consequências.
Nesse contexto, está inteiramente em nossas mãos optar pela paz ou pela discórdia, pela saúde ou pela doença.
Se tudo o que ofertamos ao mundo a nós retorna, é questão de bom senso adotarmos um padrão de conduta generoso e nobre. A sementeira de ontem já foi lançada e hoje colhemos os seus frutos.
Não há como retornar sobre os próprios passos e desfazer o passado.
Mas o amanhã está inteiro por construir.
Optemos firmemente pelo bem, seguindo os exemplos do cristo.
Bem rápido a vida nos dará frutos de paz e amor.
Afinal, como disse o apóstolo, "aquilo que o homem semear, isto também ceifará".
Equipe de Redação do Momento Espírita,
Com base no capítulo XXXIV do livro Segue-me! Do Espírito Emmanuel,
Psicografia de Francisco Cndido Xavier
Bom dia, boa tarde e boa noite!
Feliz Segunda-Feira!
Beijos 1000!
JUSTICIA Y BALANCE
En particular pasaje del Evangelio, el apóstol Pablo dice: "Porque todo lo que el hombre sembrare, esto también segará."
Por lo general, se entiende que sólo después de la vida terrenal hacemos un balance de nuestras acciones, recibir la justa recompensa, ya sea solo o desequilibrio.
Sucede que no es necesario morir para realizar los trabajos de la ley de la compensación.
Hagan reparación de la escena de la lucha común en la Tierra.
Hay hombres que son indiferentes al dolor de los demás.
A su vez, también reciben la indiferencia al dolor que experimentan.
Muchos optan por retirarse de social.
A estos deprimente soledad es la respuesta para el mundo.
Algunos permiten que usted utilice extrema severidad en el tratamiento similar.
Pero son juzgados por otros con el rigor y la dureza.
Algunas prácticas de la sociedad o de la familia, la hostilidad y la aversión.
Curso es principalmente entre los vecinos y los parientes aversión y desconfianza.
Sin embargo, muchos optan por mostrar amor y respeto, incluso por extraños.
Estos gestos hacen al los amigos concurrencia fraternal incluso grupos anónimos que rodean a todos.
Pequeña semilla de la bondad generar fuentes benditos de alegría.
El trabajo bien vivido hace que el tesoro de la competencia.
Las actitudes de comprensión y amabilidad establecen la solidaridad y el respeto, con nosotros.
El optimismo y la esperanza, la nobleza de carácter y las intenciones puras atraer oportunidades de servicios valiosos a nuestro favor.
Cada día es un tiempo para sembrar.
Cada día es un tiempo para cosechar.
No es necesario pasar por las puertas de la tumba para encontrar la justicia, cara a cara.
Justicia revela la vida cotidiana, los principios de causa y efecto, en cada momento de nuestra vida.
La justicia divina es, en última instancia, una ley de la armonía.
Dios creó el mundo en base a leyes perfectas que rigen la vida y la evolución de las criaturas.
La energía liberada en el mundo la paz o armonía, nos pertenece.
Ella ni siquiera brevemente puede afectar a los demás, pero siempre volver al origen, a la cual se le emitió.
Este razonamiento pone de relieve la idea errónea quiere Dios castiga a sus criaturas.
Es inconcebible imaginar a Dios en el papel de verdugo, sondeando las acciones de cada uno de sus hijos, como castigo a la menor desviación.
Él nos da libre albedrío, para que podamos crecer en la experiencia, conocimiento y comprensión.
Pero también nos da la responsabilidad de nuestras acciones, lo que nos permite experimentar las consecuencias de todos ellos. Por lo tanto, si hacemos que un desequilibrio en el universo, apenas haciendo una similar deberá restablecer el equilibrio original, la reparación de las consecuencias.
En este contexto, está totalmente en nuestras manos, al optar por la paz o la discordia, la salud o la enfermedad.
Si todo lo que ofrecemos al mundo vuelve a nosotros, tiene sentido adoptar una norma de conducta generosa y noble. La semilla ha sido dado a conocer ayer y hoy cosechar sus frutos.
No hay retorno sobre sus propios pasos y deshacer el pasado.
Pero mañana es un edificio entero.
Apostamos firmemente por el bien, siguiendo el ejemplo de Cristo.
Bueno, la vida rápida dará sus frutos en la paz y el amor.
Después de todo, como dice el apóstol, "todo lo que el hombre siembre, eso también segará."
Equipo del Momento Espírita,
Basado en el capítulo XXXIV del libro ¡Sígueme! Espíritu de Emmanuel,
Psicografía de Francisco Cndido Xavier
Buenos días, buenas tardes y buenas noches!
Feliz Lunes!
Besos 1000!
http://www.youtube.com/watch?v=Jb7LTOMJ3Qg
|