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Prejuicios

Era un domingo por la tarde y el parque estaba lleno de gente que estaban disfrutando el día soleado para pasear y llevar a sus hijos a jugar.

El vendedor de globos había llegado temprano, llevar al niño a ofrecer a sus clientes productos y defender el pan de cada día.

Como buen comerciante, llamó la atención de los niños que abandonan los globos para elevarlo en el aire, anunciando que el producto estaba en venta.

No muy lejos de la canasta, un chico negro observó cuidadosamente. Seguido de un globo rojo aflojar las manos del vendedor y suba lentamente en el aire.

Unos minutos más tarde, un azul, un poco, y finalmente un globo blanco amarillo.

Intrigado, el muchacho se dio cuenta de que había un globo negro que el vendedor no lo soltaba. Se acercó torpemente y le dijo: "Muchacho, si se le cae el globo negro, se levantaba tanto como los demás?".

El vendedor sonrió como si él entendía la preocupación de que el niño se rompió la línea que sostenía el globo negro y, mientras se levantaba en el aire, dijo:

"No es el color, el hijo, es lo que hay dentro que hace que suba."

El chico le dio una sonrisa de satisfacción agradeció al vendedor y se fue saltando a confundirse con los niños que coloreaba el parque en la tarde soleada.

El prejuicio es una plaga que se propaga a través de las sociedades y deja atrás un rastro de daño, tanto físico como moral.

El prejuicio de raza ha hecho a sus víctimas, a través de la historia de la humanidad.

Pero no es sólo el prejuicio racial que ha sido la causa de la infelicidad. Este malhechor también aparece disfrazado de otras maneras de hacer daño y infelicitar.

A veces surge como un defensor de la religión, la difusión de la discordia y la maldad, el sectarismo y el odio sin precedentes.

A veces se presenta en nombre de la preservación de la raza, creando insalvable abismo entre los hijos de Dios.

También suele travestismo de la pared entre las clases sociales, el fortalecimiento de egoísmo, el orgullo, la envidia y el rencor.

Vemos que también actúa como una barrera entre la inteligencia y la ignorancia disfrazada de sabiduría, evitando que el más ilustrado llegar a los menos educados.

Los prejuicios también suelen aparecer disfrazado de patriotismo, creando la falsa expectativa de la supremacía en las mentes contaminadas por el orgullo.

También se puede ver en la forma de idealismo político, la exploración de las mentes jóvenes sin experiencia y de ensueño, que se utilizan como peones.

Como puede verse, el sesgo es un enemigo público debe ser combatido como si combatir una epidemia.

Esta lacra social se ha atascado las ruedas del progreso y de la paz.

Por esta razón, vale la pena hacer esfuerzos para detectar su actuación en virtud varios disfraces y prevenir su participada infeliz.

Empezando por nosotros mismos, vamos a hacer un auto-análisis para ver si la tendencia no está instalado en nuestra forma de ver, sentir, al mando de nuestras acciones cotidianas.

Entonces erradicar de una vez por todas, este mal que tercamente nos impiden vivir la solidaridad y la fraternidad sin fronteras, según lo propuesto por el Maestro de Nazaret.

Piensa en ello!

La fraternidad es la clave que rompe los lazos que nos detiene en las tierras bajas, donde los globos cautivos, y nos permite tener la altura, elevándonos por encima de las miserias humanas.

Para ello, recordemos el vendedor de globos y escuchar a los sabios advertencia de nuestra propia conciencia:

"No es el color, raza o condición social, ni la religión, ni las apariencias, hijo, es lo que está dentro de ti que te hace levantarte."

Piensa en ello!

 Momento Espírita, basado en el cuento "El vendedor de globos", del libro 100 más bellas parábolas de todos los tiempos.

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Buenos días, buenas tardes y buenas noches!

¡Salud!

Besos 1000!

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http://www.youtube.com/watch?v=blD5uEjBRI0  

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