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De: patric (Mensaje original) |
Enviado: 22/07/2013 01:08 |
La paternidad no es una función, es una misión
La paternidad hoy es un desafío cada vez más abrumador, entre otras, porque es una más de nuestras múltiples actividades y otro de los escenarios en que también debemos sobresalir. De tal manera que la crianza de los hijos se convirtió en una función que se mide por los resultados tangibles que obtengamos: la rapidez con que aprendan, los honores académicos que reciban, los trofeos deportivos que ganen, o las “buenas” amistades que logren establecer.
Por esta razón, a menudo dejamos de ver a los hijos como personas para convertirlos en algo así como proyectos que procuramos desarrollar de acuerdo con nuestras expectativas y no con sus habilidades. Esto explica la presión que les ponemos para que hagan y logren más que los demás y de lo que realmente pueden, así como la competitividad que se ha generado entre los niños en lo que tiene que ver con sus logros académicos y deportivos.
Lo grave es que por vivir empeñados en que los niños tengan “éxito”, es decir, que ganen y se destaquen en todo, impedimos que sean ellos mismos. Y lo que así logramos no es formarlos sino deformarlos porque viven empeñados, no en superarse, sino en sobresalir a como dé lugar.
Como ser padres es un compromiso irreversible con la vida que nos exige dar lo mejor de nosotros mismos, nuestra misión es la de formar a los hijos en principios y valores, no la de convertirlos en lo que soñamos que sean. Lo que necesitamos para esto no es darles muchas cosas y oportunidades sino mucho amor y buen ejemplo porque su formación no depende de las oportunidades que les ofrezcamos sino de los principios que les inculquemos.
La paternidad no es solo una función, es, ante todo, una misión que nos enriquece como pocas. Y los hijos no son una inversión, son seres que nosotros decidimos traer al mundo y que tenemos el deber de formar y amar, no de convertirlos en trofeos que ratifiquen nuestras cualidades y capacidades. De tal manera que son nuestros principios y nuestra dedicación a su crianza los que harán posible que los niños desarrollen todo lo bello y lo bueno que tienen para aportarle al mundo.
Creo que no se puede separar el amor, los valores, los principios, de la exigencia para que sean personas con aspiraciones y con carácter, a los hijos también hay que “presionarlos” ya que dejarlos que se formen solo con sus deseos lo único que lograremos son personas sin carácter.
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Y YO QUE INCONCIENTEMENTE PARI 4 HIJOS SIN SABER EN LO QUE ME ESTABA METIENDO..............
BS DE Mayo |
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Siempre pense que los hijos no nos pertenecen, sino que son de la creacion. Nuestro deber es criarlos y conducirlos, pero no exigirles ser como nosotros o como nos gusta a nosotros, creo padres sabios son aquellos que pueden distinguir la razon para la cual vino ese ser al mundo.
Creo en la individualidad, y que cada ser tiene su camino y su mision, y descrubrir esa mision de nuestros hijos y ayudarlos a lograrla me parece es ser buenos padres.
Muchos padres que quisieron determinadas cosas no logradas por ellos, como ser medicos o contadores o cualquier cosa...desean sus hijos descollen en eso y esto me parece una aberracion. ¿ACASO CONOCEMOS LOS DESIGNIOS DE ESA ALMA Y PARA QUE DIOS LA MANDO A ESTE MUNDO, A NUESTRO HOGAR A ESTE PUEBLO???
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De: Ceciomi |
Enviado: 22/07/2013 11:52 |
Leito tiene razòn los hijos los tenemos y estamos obligados a mostrasles el camino a seguir,
pero desde un principio se debe uno mentalisar que ese hijo no sera una copia exacta de los
padres, nooo ellos seran un individou y esperar el resultado no queda màs! A veces se tiene
suerte y siguen el camino que uno queria para ellos bendito Dios!!! Pero sino es asi pues a
cerrar el pico y estar ahi para cuando nos necesiten ...
Hijita muy buen tema buena semana y no olvides aqui toy solita y asoliada jaja
maacaloradapufpufpuf... |
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Interesantísimo tema.
Considero que la paternidad (y también la maternidad) tienen una OBLIGACIÓN mateial y moral puesto que al concebirse con amor y deseo, se adquiere el compromiso de criarlos, no a nuestra imagen y semejanza, pero sí, enseñándoles la importancia de su albedrío y su criterio, enmarcados dentro de la NORMALIDAD de conductas, en el sentido de no dañar a nadie, si no respetar a los demás e igualmente exigir el mismo respeto. |
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