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De: viajero (Mensaje original) |
Enviado: 23/07/2013 17:45 |
Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población. Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia. El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros. Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial. Mis padres eran instructores complementarios: Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer. Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias. El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia. ¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro! Llevó a mi familia al primer partido de fútbol. Me hacía reír, y me hacía llorar. El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba. A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.) Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa. Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara. Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol. Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente. Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas. Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.
Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño. Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar.
Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio. No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía... ¿Su nombre?
Nosotros lo llamamos... Televisor!! Nota: Se requiere que este artículo sea leído en cada hogar. ¡Ahora tiene una esposa que se llama Computadora!!
...y un hijo que se llama Celular!
con el agravante que el nieto pinta ser el peor de todos, el SMART PHONE
EL VIAJERO |
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Yo creo que el extraño fue cambiando a medida que le exigíamos nosotros.
Era sano, alegre, romántico.
Pero se le pidió desnudos, violencia, y asi terminamos.
Y como no alcanzaba, aparece el celular. Sumamente útil, para trabajar, para una emergencia, pero no para hablar con todo el mundo todo el día.
Y ahora, con aplicacio . Todo está en el celular y la compu.
Menos la comunicación cara a cara. Una mirada, un abrazo, compartir un café.
Que seguirá?
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Totalmente de acuerdo y sobre todo, con el complemento de María.
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De: Ceciomi |
Enviado: 24/07/2013 08:17 |
Viajerito una forma bien agradable de comunicaciòn el extraño!
yo creo que sin el uvieramos seguidos undidos en la ignorancia
asi que la vida sin el extraño y sin el internet me uviera fascinado
menos! Sabes lo que mas me gusta del extraño que si me aburre
le cierro la boca a las malas y al otro dia ni se acuerda me
entretiene y me sirve igual ademas todos los familiares en su
momento los adoro pero no dejo que se metan mucho en mi vida
hasta aqui y no màs. Ceci
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