Orar no es como una rueda de auxilio que sólo usas cuando estás en problemas, más bien es como el volante que te dirige al camino correcto sobre el sendero de la vida.
¿Sabes por qué el parabrisas del auto es tan grande y el espejo retrovisor tan pequeño? Porque nuestro pasado no es tan importante como nuestro futuro. Mira hacia adelante y sigue en movimiento.
La amistad es como un libro, toma unos pocos segundos en quemarse pero tomó varios años en escribirse.
Todas las cosas en la vida son temporarias. Si van bien, disfrútalas, porque no son para siempre. Si van mal no te preocupes no pueden durar demasiado tampoco.
Los viejos amigos son como el oro. Los nuevos amigos como los diamantes. Si tú tienes los diamantes no te olvides del oro, porque para sostener un diamante siempre necesitas una base de oro.
A menudo cuando pierdes las esperanzas y piensas éste es el final, Dios sonríe desde arriba y dice:
Relájate, hijo mío, esto es sólo una curva, no el final del camino.
Cuando Dios resuelve tus problemas tú tienes fe en Él. Cuando Dios no resuelve tus problemas Él tiene fe en tus habilidades para resolverlos.
Un ciego le preguntó a San Antonio: ¿Qué puede ser peor que perder la vista? Él le respondió: Que pierdas tu visión de las cosas.
Cuando tú oras por otros, Dios te escucha y los bendice, y algunas veces cuando tú estás seguro y feliz, recuerda que alguien ha orado por ti.
El preocuparse no se lleva lejos los problemas de mañana, se lleva la paz de hoy.