Totalmente de acuerdo. Todo para seguir las ínfulas caprichosas de una reina soberbia. Aquí había acabado con la cultura y la riqueza (esta última por supuesto se aseguró que quedara en sus arcas) de los pueblos árabe y judío ( Libro muy recomendable: El último judío de Noah Gordon).
Después llegó Colón y comenzó el sufrimiento, el exterminio y el expolio sin fin de millones de personas. Esas inmensas riquezas bañadas en sangre que llegaban de la "Nueva España" sólo sirvieron para que toda una casta de reyes y nobles las dilapidaran sin medida. Al pueblo llano, como siempre, no le sirvió de nada. El pueblo siempre es el mismo en todas partes, esté a un lado o al otro del océano.
Hay una película preciosa, muy dura, pero es una maravilla. Imagino que la conocerán porque en su momento fue muy premiada. Se la recomiendo. También la lluvia.
El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó. Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso. Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve. EDUARDO GALEANO.