Los circos con
animales silvestres pasarán a la historia en Inglaterra gracias a un proyecto
de ley presentado en el Parlamento Británico que permitirá su prohibición a
partir del año 2015. A pesar de que esta medida ya había sido aprobada en el
Parlamento en el 2011, el conservador y primer ministro del Reino Unido, David Cameron, llegó a paralizar la aplicación de la prohibición.
En 2011, una encuesta demostró que el
94% de los encuestados respaldaba el fin de esta forma arcaica de
entretenimiento. Los animales en los circos habitualmente sufren problemas
crónicos de salud; se les trata abusivamente, y los trastornos psicológicos y
de comportamiento aberrante a los que son sometidos hacen que mueran antes de
tiempo. Los animales son confinados en jaulas o furgones, obligados a realizar
trucos que son totalmente antinaturales para ellos, negándoseles la oportunidad
de gozar de su comportamiento natural.
Parece que el gobierno finalmente
escuchó a la mayoría de los ingleses decidiendo hacer lo correcto.
El uso de animales silvestres en los
circos se prohibirá en dos años según los planes anunciados por el Gobierno.
El diputado conservador, Mark Pritchard,
un destacado activista por la prohibición, dijo: “Estoy encantado de que el
gobierno finalmente haya escuchado al Parlamento y a la opinión pública. Me
siento honrado de haber desempeñado un pequeño papel en el éxito de esta
prohibición y de poner fin a esta cruel práctica”.
PETA Inglaterra celebró la decisión del
gobierno. Uno de sus voceros agradeció a los miles de ciudadanos que escribieron
a David Cameron solicitándole que apoye la prohibición. “Todas sus acciones han
dado frutos. Ya es hora de que los explotadores de animales hagan sus maletas y
digan adiós a los circos con animales silvestres. Es un gran paso adelante para
los animales y hacia una Gran Bretaña más compasiva. Es una decisión que todos
los ciudadanos británicos deben celebrar”, dijo el representante de PETA
Inglaterra.
Cabe mencionar que el periódico “The
Independent” realizó una incansable campaña a favor de la prohibición y de la
formulación de un proyecto de ley para lograrlo. Decisión que también fue
apoyada por la Asociación Veterinaria Británica.