Según la creencia
egipcia, la violación de un féretro interrumpía el último viaje del difunto.
Así que en muchas tumbas pueden leerse amenazas del tipo: "Voy a asirle
por la nuca como si fuera una oca" o "exterminaré a los que
sobrevivan y velaré para que sus mujeres languidezcan". No es extraño pues
que cuando el egiptólogo Howard Carter y su mecenas, Lord Carnarvon, destaparon la tumba de Tutankhamón, en el invierno de 1922,
circulara un bulo basado en una supuesta inscripción hallada en el sepulcro: "La muerte caerá con alas
ligeras sobre el que se atreva a violar esta tumba".
No hay evidencias de que
tal escrito existiera, pero una serie de circunstancias fortuitas que siguieron
al hallazgo alimentaron la psicosis colectiva: Lord Camarvon falleció a los
pocos meses por unas extrañas fiebres, justo en el momento en que se producía
un apagón en El Cairo; otras personas que tuvieron relación con las
excavaciones perdieron la vida de forma extraña aquella década.
No
obstante, el artífice de los descubrimientos, Howard Carter, vivió hasta los 67
años. El bisnieto de Lord Camarvon visitó hace unos años la tumba como desafío
a cualquier superstición y
aún permanece vivo.
Un
estudio del ADN
de Tutankamón y de otras 16 momias egipcias ha desvelado un antiguo enigma: el
joven faraón egipcio murió
de malaria combinada con una enfermedad ósea.
La investigación, que se recoge en la revista científicaJama,
ha sido realizada un equipo de investigadores del Consejo Supremo de
Antigüedades del Cairo liderado por Zahi Hawass, que sometieron a pruebas
radiológicas y de ADN a las momias. Las pruebas practicadas a la momia del
joven rey detectaron una acumulación de malformaciones propias de su familia y
se le diagnosticaron varias patologías, entre ellas laenfermedad
de Koller II, que produce trastornos óseos. El joven, dicen los
investigadores, tenía un pie deformado y probablemente caminaba con ayuda de un
bastón. Además, siguiendo las pistas genéticas los científicos han identificado
al parásito de la malaria como
el responsable de su muerte. Los análisis de ADN desvelaron la presencia de
tres genes vinculados al parásito Plasmodium
falciparum, que provocó el paludismo en
cuatro de las momias investigadas,
entre ellas la del famosofaraón.
Estos
resultados -explican los científicos- sugieren una necrosis ósea avascular,
enfermedad por la cual la escasa circulación sanguínea en los huesos conduce a
una debilitación o destrucción de una zona ósea, lo que, junto con la
enfermedad de la malaria, es la causa más probable de la muerte del faraón.
¿Hijo de Akenatón?
La
genética ha aportado más datos interesantes. Ahondando en su linaje se ha
podido desvelar que,casi con toda probabilidad, era hijo del faraón Akenatón.
Los autores de la investigación también determinaron que la madre del joven faraón sería la momia KV35YL, aparentemente
hermana de su padre, cuyo nombre sigue siendo desconocido. Otra
de las momias a las que se le practicó el análisis podría haber sido la reina
Tye, abuela de Tutankamón y
madre de Akenatón.