Seguramente, a lo largo de la vida, vamos a tener algún perro al que le entre un pánico atroz ante ciertos ruidos: truenos, petardos, sirenas, motores, fuegos artificiales, gritos,…
El primer gesto que tenemos los dueños es consolarlo, obviamente! Nos da muchísima pena las diferentes reacciones que tiene nuestra mascota. Reacciones que pueden ser diversas: desde esconderse debajo de la cama, a tiritar, sollozar, paralizarse o ladrar incontrolablemente, y nosotros como dueños, nos sentimos frustrados e impotentes al no saber cómo ayudar a nuestro perro, el cual sufre enormemente ese miedo.
Dos reglas básicas para ayudar a nuestro perro ante una crisis de pánico:
1. Observa qué ruidos provocan el miedo en tu perro, ya que lo primero es identificar qué es lo que desencadena su ansiedad para que puedas anticiparte a ella. Así, antes de se produzca el ruido, podrás desarrollar algunos gestos (como ofrecerle comida apetitosa) que ayudarán a relajarle y a dejar a un lado la angustia.
2. Puedes practicar con una terapia que muchos adiestradores utilizan: la terapia de desensibilización. ¿Cómo funciona? Graba aquellos ruidos que provocan su miedo y expón al perro a escuchar la grabación aumentando el volumen del sonido de forma gradual.
A medida que el volumen del ruido aumenta, recompensa a tu perro con pequeños trozos de comida mientras demuestre una reacción tranquila. En caso de impaciencia, miedo o ladridos incontrolados, niégale la recompensa, ya que una equivocación común es intentar consolar al perro cuando se muestra angustiado, pues lo único que ganamos con ello es reforzar la conducta de miedo y de ansiedad.
Aunque el proceso puede resultar largo y complejo, merece la pena, ya que el objetivo es que tu perro se acostumbre poco a poco al ruido y sea capaz de controlar sus reacciones.
Suerte!