Es curioso porque en la infancia crees que puedes ser cualquier cosa que quieras, ir a donde te venga en gana. No hay límites. Esperas lo inesperado, crees en la magia. Luego te haces mayor y la inocencia se hace añicos. Las realidades de la vida se interponen en tu camino y caes en la cuenta de que no puedes ser todo lo que querías ser, que quizá tengas que conformarte con un poquito menos. ¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben gobernando nuestra vida en lugar de los sueños? No somos conscientes de que mientras crecemos nos esperan miles de decisiones que tendremos que tomar,miles de sentimientos,de cambios,de cosas.Nos estamos dejando arrastrar por la marea,por aquellos que deciden por nosotros,mientras no tomemos el control,no podremos decir que nuestra vida es realmente nuestra.Tenemos que soñar a nuestra manera,vivir disfrutando de ello,y sufriendo por lo que realmente hay que sufrir,hay que abrir nuevas puertas, crear nuevos caminos,somo como somos,no dejemos que nos cambien.