Con La fuerza de la verdad y la justicia, y resueltas a no defraudar jamás la confianza de Fidel, de Raúl y Vilma, las mujeres cubanas avanzan firmes en defensa de la patria y el socialismo, unidas y victoriosas.
“Madre, combatiente, compañera de sacrificios, alegrías y luchas”, dijo Raúl este 26 de Julio en Santiago, al rendir honor a la mujer cubana. Justa y oportuna reflexión que también evoca una sentida conmemoración de nuestro más cálido mes estival: la de cada día 23 de agosto, cuando celebramos el feliz significado de aquel acto de unidad, en que la guerrillera de la Sierra y el Llano, Vilma Espín, fundó en 1960, junto a Fidel, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Por su entusiasmo, capacidad transformadora y espíritu revolucionario, se vislumbró tempranamente que ellas representaban una revolución dentro de la Revolución, cuyo líder histórico les prodigó siempre la confianza que en diferentes momentos había depositado en Haydée, Melba, Celia y las combatientes rebeldes, herederas todas de la estirpe de Mariana Grajales.
Pese a las dificultades que ha sido necesario arrostrar, los enormes obstáculos y algunos efectos regresivos impuestos por las excepcionalmente difíciles circunstancias del período especial, combinado con bloqueo reforzado, la mujer cubana puede mostrarse orgullosa de su protagonismo y realizaciones, ante un mundo discriminador y excluyente sumido en agravadas crisis sistémicas, cuyas principales víctimas son las féminas y los niños, sobre todo en los países periféricos.
El notable desarrollo alcanzado por nuestras compatriotas, gracias en gran parte a su persistente pujanza, plenamente apoyadas por las estrategias y políticas trazadas por el Partido y el Gobierno, unidas al propio trabajo de la FMC, que nunca ha dejado de representarlas, ni de contribuir a su educación política e ideológica y permanente movilización en función de las prioridades revolucionarias, siempre en mancomunada colaboración con todos los organismos estatales, políticos, sociales y de masas, para hacer realidad el ejercicio de esa igualdad plena a la que nos vamos acercando cada vez más.
Parte importante del constante perfeccionamiento de nuestro sistema de democracia real y participativa es que se tengan en cuenta con creciente prioridad los intereses específicos de las mujeres y que ellas participen activamente en la elaboración, decisión y ejecución de las políticas a todos los niveles, así como que puedan aportar a la sociedad, sin limitación alguna, toda su inteligencia y potencialidades.
Es evidente que por este camino estamos marchando hacia adelante, paso tras paso, aunque sin tampoco desconocer que en la conciencia social e individual, también de no pocas mujeres, aún persisten viejas concepciones sexistas y otros rezagos prejuiciosos que es preciso continuar erradicando.
Con más de cuatro millones de afiliadas, la FMC prepara la celebración de su IX Congreso, en marzo de 2014, alentadas por el ejemplo de las heroínas de todas las batallas, incluidas las del trabajo productivo y social -en el que ya ejercen ellas decisiva influencia en varios sectores claves-, y las del hogar, donde continúan siendo pilar fundamental.
Con sentido autocrítico, las federadas se proponen desarrollar un pensamiento creativo y flexible de sus cuadros y dirigentes hasta las bases, a fin de promover y desplegar una actividad más dinámica, abarcadora y que motive la promoción de las más jóvenes como garantía de continuidad.
Comprometidas con el destino de la Revolución que las liberó para siempre, se esfuerzan por hacer que en cada uno de sus múltiples desempeños la mujer de estos tiempos comprenda y asuma como propios los nuevos retos y deberes desde el aula, el consultorio, el laboratorio, el taller, el escenario, la cooperativa, el trabajo por cuenta propia… o en el barrio y la familia, como madre, guía y compañera.
Así, en respuesta al más reciente llamado de Raúl a librar una batalla consciente y sostenida por las buenas costumbres, la ética y la cultura, la organización femenina procura reforzar su trabajo preventivo, educativo y de atención para fortalecer los valores positivos, revertir conductas negativas, enfrentar manifestaciones de indisciplina social y otros malos comportamientos que denigran la dignidad humana, así como la actividad tergiversadora y subversiva del imperialismo.
Con la fuerza de la verdad y la justicia, y resueltas a no defraudar jamás la confianza de Fidel, de Raúl y Vilma, las mujeres cubanas avanzan firmes en defensa de la patria y el socialismo, unidas y victoriosas.
Tomado de Revista Bohemia