166.- UN GATITO CARIÑOSO Y MANSO
En un pueblo de una pequeña comarca guipuzcoana, un campesino llega al almacén del pueblo en un crudo día de invierno, con una tremenda helada y un frío que ríete de Siberia.
– Gorka —le dice al dueño—, quiero que me vendas una de esas bolsas de goma que se le pone agua caliente adentro para calentar la cama y tener los pies calientes.
– ¡Coño, Patxi, que mala suerte la tuya! Justamente esta mañana le vendí la última a Edurne, la de la casa del Gari.
– ¿Y qué hago yo ahora con el frío que hace por la noche?
– No te preocupes hombre, yo te prestaré mi gato.
– ¿Tu gato?
– Mi gato es gordito. Te le colocas en los pies, dentro de la cama y verás que calorcito te da toda la noche.
– El martes volveré a tener bolsas; así que vienes por una y me devuelves el gato.
– Bueno. ¡Gracias Gorka!
Patxi toma el gato y se dirige a su casa.
El día siguiente aparece Patxi en la tienda de Gorka, hecho un Eccehomo, con la cara desfigurada por los arañazos que le ha propinado el gatito.
– ¡Oye! Que vengo a devolverte este gato de mierda y te lo metes dónde te quepa. ¡Mira cómo me ha dejado el malparido!
– ¿Pero Patxi, qué pasó? Si este gato es lo más cariñoso y manso que hay…
– ¿Cariñoso? ¿Manso? ¡La madre que le parió! El embudo en el culo se lo puse sin grandes problemas..., pero, ¡cuando empecé a echarle el agua hirviendo, se puso como un loco!