"El niño está bien. Mira televisión y se comporta como todo chico de dos años, inquieto y movedizo porque está encerrado. De todas formas va a permanecer durante varios días. Todo depende de la evolución del hematoma registrado en su bazo y si, además, no hay una complicación neurológica" señalaron. "Demora varios días establecer si ese hematoma, no causará problema alguno. Mientras tanto, deberá quedarse en un ambiente hospitalario, vigilado por si llega a sangrar. Si esto ocurre será operado de inmediato", agregaron.
Además de las tomografías, el equipo médico tiene monitoreado de forma permanente al pequeño tanto en los controles de rutina y de laboratorio.
Hay que moverlo lo menos posible y es necesario sopesar muy bien todos los estudios que se le tienen que practicar. Por eso, se consideró apropiado practicar una tomografía de control a última hora de ayer.
Es una tomografía de cráneo para tratar de establecer la presencia de un hematoma subdural, según afirmaron fuentes consultadas por El País.
Caída.
El edificio Acuario es un coqueto complejo de diez pisos, que se encuentra ubicado en la esquina de la rambla Claudio Williman y la Parada 2.
Es un edificio de veinte apartamentos, dos por piso, ocupado por familias argentinas y brasileñas, entre otras nacionalidades.
La familia del pequeño ocupa el apartamento 1002, un semipiso ubicado en la esquina sur del edificio, mirando hacia la península. A diferencia de otros apartamentos del edificio, el ocupado por la familia del chico no cuenta con su balcón con cerramiento.
Para peor, había perdido dos de los protectores vidriados que forman parte de la baranda de la terraza que da sobre la rambla "Claudio Williman".
Lorenzo se encontraba jugando con su hermano cuando se precipitó al vacío al no existir los vidrios de la baranda.
Cálculos efectuados por un ingeniero agrimensor consultado por El País, fijan en 28 metros la altura existente entre el balcón desde donde cayó el niño. Contrario a lo que trascendió en un primer momento, la caída no fue amortiguada por vegetación alguna.
El niño fue socorrido por vecinos y los trabajadores del edificio y atendido en primera instancia por el equipo de una unidad de emergencia médica móvil que respondió al llamado. "El pequeño entró caminando a la ambulancia", explicó uno de los policías presentes en el lugar.
Milagro.
El lugar del accidente protagonizado por el pequeño atrajo a decenas de personas que concurrieron a ver donde se produjo "el milagro de Lorenzo".
En auto, en moto, a pie, en bicicleta, la gente se acerca al edificio para cerciorarse del lugar. "Es un milagro", son las tres palabras que se repiten a cada instante.
La coincidencia en haberse producido un Viernes Santo dispara los concurrentes católicos. "¡Pah! ¿Y no se hizo nada?"; exclamó un hombre que mate en mano le explicaba a su esposa la existencia de un milagro.
Otro, en cambio, apelaba a la física para explicar porque el pequeño salió vivo de semejante caída. "Es la masa por la velocidad de 9,8 metros por segundo. Por eso cuando un papel que cae de una altura elevada no se rompe lo que si ocurre cuando son objetos más pesados", era la sesuda explicación de otro de los presentes frente al edificio.