Este noble belga se
encuentra en estado grave después de sobrevivir a una emboscada.
Como director del parque de
Virunga se ha opuesto a grupos armados y a petroleras.
No es fácil ser un héroe en el Congo. Al
doctor Denis Mukwege, nominado al Nobel de la Paz con 40.000
operaciones a sus espaldas, el mayor experto mundial en reparaciones de vaginas
de mujeres violadas, han intentado asesinarlo cuatro veces. Al coronel Mamadu, artífice de la victoria frente
al poderoso grupo M23, lo mataron el pasado enero con un bazoka. Al príncipe Emmanuel de Merode, director del parque
nacional de Virunga, creado en 1925, y defensor de una de las últimas moradas
de los gorilas de montaña, le emboscaron la pasada semana varios hombres
armados que le hirieron, pero no consiguieron matarlo.
A pocos kilómetros de la
tumba de la
gran primatóloga Dian Fossey, asesinada por cazadores furtivos
en 1985, De Merode estuvo a punto de seguir su destino. Los enemigos de la
científica son hoy los mismos que acosan la cruzada de este príncipe belga por preservar el ecosistema más rico y
amenazado del mundo.
Como director del parque
desde 2008 ha combatido contra la caza de elefantes, jirafas y sobre todo los grandes gorilas de montaña, de los
que apenas quedan 200 ejemplares entre sus volcanes. Pero en su seno habitan
otros seres mucho menos deseables: los señores de la guerra congoleña que incendian la región mineral más
rica del mundo para obtener oro, coltán, casiterita, uranio y diamantes a precio de esclavos, entre ellos 'Terminator'
Ntaganda, procesado en La Haya por crímenes de guerra. Desde
1996 han muerto 150 guardias forestales por las balas de estas milicias.
Emmanuel de Merode se
rebeló contra ellos y ha estado a punto de pagar un alto precio:
«Nosotros trabajamos tras las líneas enemigas. Esto es territorio rebelde»,
dijo recientemente en una entrevista. «En los últimos años hemos perdido a
algunos gorilas que quedaron atrapados en el fuego cruzado y fueron asesinados», revela.
Además de multiplicar la
inversión privada para el parque, De Merode lucha contra
la presión de las petroleras, que están deseando explotar
Virunga. Este noble belga, que no usa su título hereditario, quiere convertir
este vergel en un reclamo turístico que beneficie de una vez a sus habitantes.
Pero antes tiene que acabar con la guerra.Si es que la guerra no acaba antes con él.
Mientras se recupera de
sus heridas, el
documental 'Virunga', que muestra su trabajo con los gorilas en
medio del conflicto, se estrena en el festival Tribeca de Nueva York.