Hay que aprender a comprender a los animales, sólo entonces se llega a conocer uno a sí mismo como criatura de Dios. Cada especie animal tiene un estado de desarrollo que quiero denominar estado de consciencia. Cada estado de desarrollo, equivalente a estado de consciencia, tiene el idioma de la naturaleza correspondiente.
Hay muchísimos grados de consciencia diversos de los animales. Por ejemplo los animales del aire tienen un estado de consciencia totalmente diferente del de los animales de las aguas. Los animales en las aguas tienen a su vez un estado de consciencia totalmente diferente del de los animales en el desierto o en la jungla. Y sin embargo se comprenden entre sí, porque sus sonidos y tonos son reflejos de imágenes que se forman en la consciencia de otros animales. Estos ven y huelen las imágenes dentro de sí. La transmisión de contenidos de consciencia en imágenes es un proceso espiritual y por ello independiente de distancias espaciales.
El hombre sólo puede percibir el lenguaje de los animales con el corazón, pero no con el corazón físico, sino con el corazón del alma, con el origen de todo ser, con la fuerza creadora, que también denominamos el núcleo del ser. El lenguaje del corazón del alma es el lenguaje de la unidad.
Los animales no son seres de la Caída como los hombres. Reaccionan según su estado de consciencia, a no ser que el hombre intervenga en su vida, lo cual ocurre con frecuencia. Por ello los animales no tienen con los hombres una relación precisamente armoniosa. Por ejemplo, los animales del bosque emprenden la huida cuando ver personas. El miedo a los hombres les hace en parte agresivos. Los animales ven en el hombre al enemigo, al cazador, que no les proporciona otra cosa que la muerte. Ellos han perdido la confianza en el hombre, están llenos de miedo, por eso cuando ven a un bípedo emprenden la huida.
La amistad entre hombres y animales tiene que ser conquistada con mucha perseverancia, con mucho amor y comprensión, sí, con el corazón. En el bosque, con los animales, entre otras cosas he aprendido que sólo se oye y se siente bien con el corazón.
Por Gabriele. Alemania |