Se dice que los bigotes de los gatos son sumamente
sensibles, y normalmente la distancia entre ellos de
punta a punta es igual al ancho del cuerpo del gato.
Así, los gatos pueden saber si caben en un
determinado espacio estrecho solo metiendo su
cabeza: si los bigotes no tocan las paredes, entonces
el resto de su cuerpo podrá pasar.