ANTONI GAUDÍ
El máximo exponente del modernismo
catalán falleció atropellado por un tranvía en Barcelona. Hasta
aquí todo queda en un fatídico accidente, lo extraño, es que tras el fatal
percance, quedó en el suelo tirado sin que nadie le reconociese, ni las monjas
que le auxiliaron en el hospital sabían de quien se trataba. El capellán de La
Sagrada Familia fue el primero en reconocerle, pero pocos días después de su
ingreso en el hospital, falleció.
ARNOLD BENNETT
Este novelista y dramaturgo del siglo XX creyó saber
más que nadie, y acabó pagándolo caro. En 1931 en París se creía que el agua
estaba contaminada por tifus, y
Bennet, en un alarde de superioridad, decidió beber de ese agua para demostrar
que el pueblo, inculto, no tenía razón, y que el agua estaba en perfectas
condiciones. A los pocos días murió de tifus.
PAPA
ADRIANO IV
De las moscas siempre se ha dicho que son pesadas,
pero letales….que se lo digan al pontífice inglés. Según afirma Gregorio Doval,
autor de El libro de los hechos insólitos, mientras el Papa paseaba, se le metió una mosca en la boca, quedándose atragantada en su
garganta. Por más que lo intentaron, nada se pudo hacer y murió asfixiado de la
forma más tonta.
TYCHO BRAHE
Los modales le salieron caros. Este famoso
astrónomo del siglo XVI falleció por no orinar después de beber en exceso
durante una cena. Por no levantarse y hacer el feo, se aguantó, sufrió daños
graves en la vejiga y poco después falleció. Pero tras exhumar su cadáver en
2010, han encontrado altas dosis de mercurio en sus huesos y cabellos, lo que
hace tambalear mucho la teoría de que murió por no ir al baño, y cobra fuerza
la de muerte por envenenamiento.
ENRIQUE I DE CASTILLA
La historia suele contar como los reyes morían en
el campo de batalla o en su cama por alguna enfermedad tras años y años de duro
reinado, pero Enrique I no corrió esa suerte. Con tan solo 13 años, sin apenas
oler el trono, falleció de una pedrada mientras jugaba con sus amigos.
ARQUÍMEDES
Conocido por el principio hidrostático que lleva su
propio nombre y el principio de la palanca, entre otras muchas teorías sobre
física y matemáticas, este gran científico de la Grecia clásica murió sin pena
ni gloria a manos de un soldado que se hartó de las reprimendas del sabio, y en
un impulso, le atravesó con la espada.
JEAN BAPTISTE LULLY
El peso de la batuta de este compositor francés
pudo con él, literalmente. La pesada barra de hierro que portaba para marcar el
compás en la orquesta se le cayó en el pie, y debido a las heridas que le
produjo el accidente, murió por la gangrena que se le formó.
FRANCIS BACON
Este célebre filósofo, abogado y escritor murió por
curiosear. Intentaba comprobar si el frío era bueno para la conservación de los
alimentos, y salió a la nieve a enterrar un pollo con la mala suerte de pillar
una neumonía, que poco tiempo después acabaría con su vida.
AGATOCLES
Conocido como “el tirano de Siracusa”, este
político y militar griego tuvo una muerte un tanto absurda. Tras una comida, se
atragantó al utilizar un palillo y falleció.
ESQUILO
Este dramaturgo de origen griego fue el creador de la
famosa tragedia griega, aunque su muerte más que trágica parece sacada de una
comedia. Su vida acabó cuando una tortuga cayó de las garras de un águila y le
golpeó la cabeza.
ALEJANDRO I DE GRECIA
Tuvo un reinado muy poco fructífero y, por si fuera
poco, su muerte tampoco fue digna de un gran rey. Un mono que tenía de mascota
le mordió y le contagió la rabia, lo que acabo provocándole una infección grave
que acabó con su vida.
MAXIMILIANO DE AUSTRIA
Comer fruta siempre es bueno, pero en exceso ya se
sabe… Eso le pasó a este emperador germánico romano, que murió por una fuerte
indigestión por comer melones.
ALLAN PINKERTON
Fue el fundador de la primera agencia de detectives
del mundo, la ‘Agencia Pikerton’, pero hasta los más astutos tienen sus
momentos tontos. Resbaló mientras caminaba y se mordió fuertemente la lengua,
lo que al poco tiempo le provocó una gangrena que acabó con su vida.
ISADORA DUNCAN
Fue una gran bailarina estadounidense, pero su
estrella le duró poco. Al subir a su coche, se le enredó la bufanda que llevaba
en la rueda y murió estrangulada a los 50 años.