En principio se creía que “Pepe”
tenía entre 60 y 70 años de edad, pero tras realizar la autopsia se comprobó
que era más viejo de lo que se pensaba.
Pepe, “el misionero” la tortuga
gigante, símbolo de las Islas ecuatorianas de Galápagos, murió a una edad
estimada de cien años, aparentemente, por sobrepeso, informó el Parque Nacional Galápagos (PNG).
El quelonio, que pasó mucho tiempo de
su vida en cautiverio, falleció en un centro de cuidados que el PNG tiene en la
Isla San Cristóbal, cuya capital es Puerto Baquerizo Moreno.
Su historia
El animal fue encontrado por
pescadores en 1940 y regalado a una familia de San Cristóbal, aunque en 1959,
con la creación del PNG, se prohibió la tenencia de las tortugas gigantes en
los hogares.
“Pepe” fue entregado a la misión
franciscana de San Cristóbal en 1967 y, con permiso de las autoridades del
parque, permaneció con los religiosos hasta el año 2012, cuando, por motivos de
salud, se decidió su traslado al centro de cuidados del PNG.
La muerte de la tortuga recuerda al
fallecimiento en 2012 de “George, El solitario”, último ejemplar de la especie
de la isla Pinta “chelonoidis abingdoni” y cuyo deceso supuso la extinción de
la subespecie.
Los naturalistas del PNG intentaron
muchas veces que “George” tuviera descendencia, pero no lo lograron, aunque los
científicos encontraron en la isla Isabela, la más grande del archipiélago,
algunos ejemplares de tortugas gigantes con genes de la especie perdida.
Las Islas Galápagos, declaradas en
1978 Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco, están situadas a unos
1.000 kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador y deben su
nombre, justamente, a las tortugas gigantes que las habitan.
Este archipiélago es considerado un
laboratorio natural que permitió al científico inglés Charles Darwin formular su teoría sobre la selección
natural de las especies.