Nadie es monedita de oro, en la convivencia con los demás siempre habrá personas a las que no les agrademos. Hay que aceptar que no somos simpáticos para todo el mundo, y aprender a manejarnos con quienes no nos quieren demasiado.
¿Has sentido alguna vez, miedo al rechazo? ¿Has experimentado una sensación de impotencia y bloqueo frente a otras personas? Seguramente después de una situación de éste tipo lo único que deseas es salir del lugar.
El miedo al rechazo es una experiencia desagradable, que nos conecta con la sensación de ser juzgados y nos hace sentir frente a un tribunal todo el tiempo. Las personas se creen observadas y juzgadas, pero en realidad, la mayoría de las veces, la única mirada acosadora, proviene de uno mismo.
Siempre habrá quienes no nos consideren interesantes, y éste es un detalle más que fundamental, pues no se trata de agradar a los demás, sino aprender a sobrellevar el desagrado que algunas personas pueden experimentar hacia nosotros.
Hay situaciones en las que el rechazo ciertamente existe, nos afecta y provoca en nosotros una fuerte emoción que saca a relucir nuestro orgullo y nos prepara la defensa, pero también despierta el dolor que debemos aprender a enfrentar junto con el miedo mismo.
Rechazo imaginario
Es importante entender que existe la posibilidad del rechazo, pero sólo se trata de eso, es posible, más no seguro.
Cuando las personas es tipo de miedo, no pueden distinguir la diferencia que hay entre la posibilidad y la realidad. Por eso, la mayoría de las veces, esta sensación e rechazo está infundada. Pero ¿por qué? Se trata de un mecanismo de defensa, de evasión; en el fondo el miedo al rechazo, es el miedo a ser, a mostrarnos tal cual somos, porque nos creemos inferiores y pensamos que nuestra opinión nunca es la correcta.
Un ejemplo claro es cuando en una reunión esperamos que el otro hable primero para saber que piensa y decir algo acorde a su pensamiento.
En términos de ajedrez, se es bueno en defensa pero malo en ataque. Otro ejemplo es sentirse totalmente abatido porque alguien te contradice a tal punto de haberte dejado marcado “para siempre”, cuando para el otro se trató sólo de una conversación más.
Las personas que experimentan este miedo, acostumbradas a esperar y a mirar muy detalladamente el entorno, tienen una capacidad crítica muy buena pero a la larga les juega en contra. Al juzgar a los demás, se sienten superiores frente a los otros, pero cuando saben o creen saber que alguien los juzgará el sentimiento es de inferioridad.
Cuando nos sentimos menos, evitamos ciertas situaciones, nos cerramos. El problema es que ante el miedo al rechazo, se huye antes de tiempo. La sensación solo radica en nuestros pensamientos, sin que necesariamente el rechazo sea real.
Consejos
Si sufres de este miedo, te recomiendo que sigas los siguientes consejos. Pero si el miedo que experimentas ha inundado muchas partes de tu vida, recurre a un terapeuta que te guíe en el camino a la aceptación y autoconocimiento.
- Aprende a manejar de modo sano los conflictos
- Analiza la causa concreta por la que decidiste aislarte
- Separa la aceptación de los demás de tu propia autoestima
- Deja la responsabilidad de la aceptación, o no, en el otro. Nadie tiene la obligación de estar de acuerdo contigo en todo, pero si el deber de respetarte, al igual que tú a los demás.
- Reconoce que le temes a algo que has inventado; la opinión que crees que tendrá la otra persona.
- Está bien preguntarse qué haría el otro, pero tienes que preguntarte, que quieres hacer tú.
- Exponte poco a poco a las situaciones temidas.
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Gracias amiga por traer tan interesante tema .....
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