La imagen que podéis ver a la derecha pertenece al cartel de la campaña electoral de 1860, en la que se presentaba Abraham Lincoln como candidato por el Partido Republicano. Si observáis, en ella aparece sin la característica barba que tan acostumbrados estamos a ver en todo tipo de fotografías o retratos del que fuera nombrado decimosexto Presidente de los Estados Unidos.
Sin embargo en la toma de posesión del cargo, pocos meses después, ya aparecía con la frondosa barba que ha inmortalizado su imagen a lo largo de la historia.
La responsable de ese repentino cambio de look fue Grace Bedell, una niña de doce años que se decidió a escribir una carta a Lincoln tras ver una fotografía de éste, durante la campaña electoral que lo llevaría a la Casa Blanca.
En dicha carta, fechada el 15 de octubre de 1860, la pequeña sugería al candidato republicano que se dejase la barba, para así mejorar su apariencia, ya que tenía la cara muy delgada. Si así lo hacía, le prometía convencer a sus cuatro hermanos para que lo votasen.
El 19 de octubre de ese mismo año, Abrahan Lincoln contestaba a Grace agradeciéndole el consejo, el cual no sabía si seguiría ya que nunca había llevado barba y si se la dejaba, con la edad que tenía, la gente podría pensar que se trataba de una tontería y no se lo tomarían en serio.
Pero tontería o no, tres meses después, tras haber ganado las elecciones y antes de tomar posesión como presidente, Lincoln hizo una gira por varios estados del país en la que lucía la barba que sería todo un símbolo de su identidad.
Lincoln se reunió con la pequeña Grace y como homenaje a tal encuentro, en el centro de la aldea de Westfield se erigió una estatua y varios fueron los cuentos infantiles y relatos que se escribieron sobre esta historia.
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