La
medicina antroposófica, o “sabiduría de la humanidad”, ve al ser como un todo y
para sanar busca en la Naturaleza sustancias y procesos que puedan restaurar el
equilibrio entre las fuerzas corporales y las psicoespirituales. Actúa con
medicamentos obtenidos de los tres reinos: animal, vegetal y mineral.
La
medicina antroposófica nace a principios del siglo XX como resultado del
trabajo conjunto realizado por el Dr. Rudolf Steiner, científico,
educador y filósofo austríaco, y un grupo de médicos y farmacólogos que
acudieron a él con el afán de enriquecer su visión de la profesión médica y del
concepto puramente mecanicista de la medicina, que predominaba ya en aquella
época.
Desde
entonces, la antroposofía se concibe como una filosofía cuya base está en la
mirada espiritual del Ser Humano y del Cosmos, donde el corazón y, en especial
nuestra capacidad de pensar, son esenciales. Esto lleva, según Steiner, a la
siguiente reflexión: “del espíritu en el ser humano al espíritu en el
Universo”.
Dentro
de las bases de la antroposofía, se señala que sólo si llegamos a experimentar
el espíritu dentro de nosotros, podremos conocer el espíritu cósmico. Es que
esta filosofía se refiere a un ámbito que va más allá del desarrollo personal.
A través de ella, podemos reconocer nuestra humanidad (antropo) y descubrir la
sabiduría inherente (sofía) para transformarlas a ambas y al mundo. De hecho,
la medicina antroposófica es sólo una de diversas disciplinas que abarca la
Antroposofía como tal, que es un concepto filosófico mayor.
Este
fundamento se ha visto reflejado en otras disciplinas, dando orientaciones para
las diversas áreas del quehacer humano, como por ejemplo: la pedagogía Waldorf,
la arquitectura orgánica, la agricultura biodinámica y la economía
antroposófica, todas las cuales comparten y desarrollan los principios
fundamentales de la antroposofía.
LA
MEDICINA DEL FUTURO
Para
el Dr. Guillermo Boldrini, pediatra, especialista en medicina
homeopática y antroposófica y precursor del desarrollo de ambas en Chile, ésta
es “la medicina del futuro”, porque en sus bases se describe una mirada mucho
más trascendente de la medicina.
El
Dr. Boldrini tuvo su encuentro con la antroposofía en el año 1985, a partir de
lo cual comenzó a estudiar en forma autodidacta. Ha dictado cursos de
Homeopatía para médicos, formó un grupo de trabajo médico antroposófico y,
además, creó un programa para profesionales de la salud, que hoy está en plena
realización.
El
concepto “medicina del futuro” también es compartido por Bernardo
Amthauer, químico farmacéutico y fundador en Chile del Laboratorio Weleda,
quien agrega además que la medicina antroposófica se plantea como una
ampliación del concepto de medicina convencional y ambas se complementan
perfectamente. “Si vemos la situación de la medicina actual, tengo mis dudas de
que vaya mejorando al ser humano. Hemos caído en una vorágine de consumir cada
vez más medicamentos, frente a lo cual no podemos decir que el ser humano ahora
esté más sano. Por el contrario, hay cada vez más enfermos y el gasto en salud
va en aumento. El sistema de salud favorece mantener los enfermos en vez de mejorarlos
realmente. Falta actuar más en forma preventiva y curativa que paliativa, como
es la tendencia de la medicina actual”, afirma.
MEDICAMENTOS
ANTROPOSÓFICOS
La
medicina antroposófica entiende al ser humano como un ser en desarrollo,
interrelacionado íntimamente con toda la naturaleza de su entorno. Por lo
tanto, además de los signos y síntomas físicos, también tiene en cuenta su
vitalidad, su vida emocional y su biografía. A partir de allí, se puede
profundizar en el conocimiento de las causas reales de los desequilibrios
(dolencias) y actuar con medicamentos obtenidos de los tres reinos: animal,
vegetal y mineral. Así, la primera tarea del farmacólogo consiste en preparar
los medicamentos a partir de las materias primas medicinales, lo cual significa
hacer las preparaciones adaptadas al ser humano, con materias primas
provenientes esencialmente de la naturaleza.
También
se apoya en los conocimientos y medios de diagnóstico de la medicina
tradicional, brindando así fundamentos serios y amplios, necesarios para la
base de su concepto de “humanizar el arte de curar”.
Según
Amthauer, estos medicamentos son sumamente efectivos y se pueden utilizar para
el tratamiento de cualquier enfermedad, tanto crónica como aguda, y va desde un
resfrío común hasta un cáncer, y. “No se contraponen a los medicamentos de la
medicina convencional. De hecho, el médico antropósofo no es sólo aquel que
receta medicamentos de esta línea, sino quien tiene una visión amplia y en
determinado momento también puede recomendar un medicamento alopático”, señala.
Dependiendo
del estado del paciente, es el tratamiento que recibirá, el cual incluso puede
consistir exclusivamente en medicamentos provenientes de la antroposofía. “En
casos de aflicciones agudas, a veces son tanto o más rápidos en los resultados
que los medicamentos tradicionales, puesto que, junto con aliviar los síntomas,
actúan sobre el proceso de autocuración. No sólo mejoran, sino que sientan una
base en el organismo para que esa enfermedad no se vuelva a repetir”, afirma
Amthauer.
Y
éste corresponde a un aspecto esencial de la medicina antroposófica. Los
medicamentos apuntan a fortalecer las fuerzas curativas propias del organismo,
a diferencia de los tradicionales, que más bien cortan la manifestación de los
síntomas.
Una gran parte de ellos está elaborada conforme a métodos homeopáticos,
de los cuales toma algunas técnicas de forma diferenciada. Sin embargo, tanto
la concepción de la fórmula y su aplicación terapéutica, como los procesos
farmacéuticos de transformación, se diferencian del resto de los métodos
homeopáticos clásicos.