China le ha declarado la guerra a la contaminación y puede que su mejor arma sean esos edificios altos tan del gusto de sus ciudadanos. Alexander Balchin, un joven arquitecto británico residente en la ciudad de Tianjin, ha diseñado un rascacielos que es capaza de absorber el aire sucio por su parte más alta y devolverlo completamente limpio por la base.
A Balchin se le ocurrió la idea de crear una torre capaz de ‘comerse’ la contaminación y purificar el aire cuando se enteró que más de 1.200 personas habían muerto de manera prematura en tianjin en 2011 debido a los materiales pesados que deja en la atmósfera la frenética actividad industrial de esta ciudad de más de 12 millones de habitantes.
La polución que emana de incineradores, de calderas y altos hornos han hecho saltar todas las alarmas: indicadores relativos al monóxido de carbono por encima de 10 veces el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, las condiciones medioambientales no ayudan. por la peculiar fisonomía de la megaurbe china, el aire circula en círculos sobre sus grandes edificios favoreciendo la acumulación de partículas químicas tóxicas.
Estas especiales circunstancias han provocado que las enfermedades relacionadas con el aire se hayan disparado en los últimos tiempos. los pacientes con asma crecen a ritmo de un 15% anual y el departamento de salud de la ciudad admite que el número de muertos por cáncer ha aumento un 18% desde 2007.
Para tratar de mejorar la situación Balachin diseñó la ‘Clear Air Tower’ (la Torre de Aire Limpio, en inglés). se trata de un proyecto de rascacielos alimentado por energía solar cuya principal característica es contar con una estructura en forma de chimenea que absorbe la contaminación, ioniza el aire para separar las partículas nocivas y las depura al pasar por distintos filtros purificadores antes de soltarlo de nuevo al exterior.