En las consideradas elecciones presidenciales más reñidas de las últimas décadas, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff , irá en busca de la reelección este domingo frente a Aécio Neves, de la Social Democracia, con la intención de seguir al frente del Palacio de Planalto para consolidar las reformas efectuadas por su gobierno.
Un estudio del instituto MDA publicado a solo seis días de los comicios le adjudicaba a Rousseff una intención de voto del 45,5por ciento , frente al 44,5por ciento que le atribuye al opositor socialdemócrata, lo que significa un “empate técnico” para la segunda vuelta, teniendo en cuenta un margen de error de 2,2 puntos porcentuales.
De acuerdo con MDA, si se consideran solo los votos válidos, lo que supone descartar a los electores que manifestaron su intención de votar en blanco o nulo, Rousseff cuenta con un 50,5 por ciento , mientras que Neves llega al 49,5 por ciento .
En la primera vuelta del 5 de octubre pasado, la dignataria se impuso con el 41,5 por ciento de los votos, frente al 33,5 por ciento que obtuvo el senador socialdemócrata, sin embargo, para obtener la victoria en un primer lance, es preciso tener el 50 por ciento más uno de los votos o superar en un 20por ciento a su rival más próximo.
Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores, (PT), una ex guerrillera contra la dictadura militar que asoló a su país hasta los años 80 del pasado siglo, enfrentó en sus primeros cuatro años de gobierno situaciones complejas entre las cuales destaca un Congreso Nacional adverso que impide la promulgación de leyes populares, creando el descontento entre la población
En sus primeros cuatro años de gobierno (2010-2014) batalló por continuar la obra del líder político del PT, Luiz Inacio Lula da Silva, en la transformación de Brasil, con unos 200 millones de habitantes. Aunque es un país rico, –de hecho es la sexta economía mundial- casi el 30 por ciento de la población vive aún en estado de pobreza. Las políticas de redistribución son todavía ajenas al crecimiento del gran país suramericano.
Sobre esta mujer recayó mantener los niveles de crecimiento nacional, pero también continuar saldando la deuda con los pobres e incrementar los proyectos sociales de su antecesor.
Muchos critican a Rousseff porque no acelera el proceso de inclusión social a la velocidad que precisan los más vulnerables y el pasado año su gobierno sufrió protestas públicas masivas de personas descontentas por el extraordinario gasto ocasionado por la celebración de la Copa Mundial de Fútbol y la desigualdad existente en la sociedad, incluido en ese mecanismo la atención educativa, sanitaria y de construcción de viviendas, entre otras disfunciones.
La Presidente revertió la situación y reconoció los errores en el ámbito social y advirtió al pueblo que sus expresiones de descontento ayudarían a que el Congreso Nacional desengavetara sus proyectos; en el ámbito de la medicina creó el programa Más médicos, con galenos de varias naciones, la mayoría cubanos, que atendieron en solo un año a 55 millones de individuos de los estratos más bajos.
Bajo su gobierno urbanizó las favelas más peligrosas de Río de Janeiro, y mantuvo las Becas-familias, el plan social más grande del mundo, otorgadas en principio por Lula da Silva para que los niños y niñas accedan a la educación sin necesidad de trabajar para mantener las familias. Esos pequeños tienen derecho también a chequeos médicos y vacunas gratuitas.
El Instituto de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas afirmó que 27 millones de personas dejaron de ser pobres. La clave es el significativo descenso de la desigualdad. El ingreso del 10 por ciento más pobre subió 50 por ciento mientras que el ingreso del 10 por ciento más rico subió un siete por ciento en los últimos cinco años.
Al recordar algunos logros sociales de su gestión durante su campaña electoral, Rousseff elogió a la mujer brasileña, que constituye un 93 por ciento de los incorporados al plan Bolsa de Familia, y más de las mitad de los propietarios de viviendas adquiridas mediante el programa social Mi casa Mi Vida.
Rousseff es una de las Mandatarias más prestigiosas a nivel mundial no solo por sostener las riendas de una nación gigantesca, con grandes contrastes, sino también por su discurso político sincero, sin temores a las amenazas del capital financiero ni el espionaje colocado en su contra por Estados Unidos, conocido este año.
Brasil forma parte de los BRICS –naciones de economías emergentes- y defiende los mecanismos integracionistas de América Latina. Defensora de los derechos humanos, la Mandataria puso en el banquillo de los acusados a antiguos represores de la dictadura y también a políticos corruptos del PT.
A sus seguidores los exhortó a votar con conciencia, pensando en el futuro de la nación. La Presidenta destacó que “Hay que saber escoger y pensar en el futuro de Brasil, pues algunos candidatos presidenciales dicen que van a continuar con los programas del gobierno, como Bolsa de Familia, pero cuando su partido gobernó no hicieron nada”.
Ahora busca la reelección para consolidar sus programas gubernamentales. El 26 de octubre próximo se sabrá si esta ex guerrillera continúa en el Palacio de Planalto.
En Brasil, el voto es obligatorio para los mayores de 18 años, y facultativo para los jóvenes de entre 16 y 18 y los mayores de 70 años.