Hola, Lucía de las Altas Montañas.
Cordial, muy cordial saludo.
Podría ser conveniente y oportuno decir que, desde
que soy un miembro más del grupo, y antes de acostar-
me, irme a la cama o irme a dormir, acostumbro a entrar
en este lugar de encuentro cibernético.
Hay días en los que escribo algo, envío alguna aporta-
ción (creo que en el castellano americano decís, por lo
general, aporte), siempre escasa y de poca extensión.
Bueno, pues sabed que me es muy grato encontrarme
de nuevo con vosotros y, en verdad, encontrar nuevamente
a Lucía de las Alturas, a quien deseo larga vida.
De modo que, Lucía, contén tu risa.