De nuevo, otra vez contigo, estimada y apreciada
Lucía de las Tierras Altas de Colombia.
Eres y soy, somos los dos miembros y participantes
de este club de encuentro que tiene, como nombre,
Amigos en crisis.
Aquí la comunicación entre nosotros es - creo - ver-
bal y escrita, pero no por ello o por tal razón es ni
puede ser distante, irreal, fría o ficticia.
Detrás de cada mensaje que al grupo llega hay y exis-
te una persona, un autor o una autora.
No quiero dejar volar a la imaginación, tampoco quiero
dibujar rostros ni figuras imaginarias de quienes aquí
participamos. Hacer una cosa así podría ser calificado
como una puerilidad, inocencia o candidez.
Mira, Lucía, no sé cómo es tu fisionomía. De verdad,
amiga, no doy excesiva importancia a esta cuestión.
Aquí tenemos lo que tenemos. Los mensajes que unos y
otros enviamos. Algo indican. Algo es algo. No es poco.
Muy cordial saludo, colombiana de las relativamente altas
cotas topográficas.