Monjes tailandeses de la provincia de Sisaket, a unos 600 kilómetros al norteste de Bangkok, han usado un millón de botellas recicladas para construir un templo budista de grandes magnitudes. Se llama Wat Pa Maha Chedi Kaew y desde los muros, el techo, los baños e incluso los crematorios han sido construidos a partir de botellas recicladas.
Gracias al color verde de la Heineken y al marrón de la famosa Chang en Tailandia han creado un espacio y un efecto visual de grandes proporciones ayudando a su vez a limpiar la polución de la zona. Los tailandeses poseen un carácter difícil de igualar y son de una bondad infinita y, por lo visto, los mismos locales ayudaron a los monjes recogiendo botellas y llevándolas al templo en construcción. El templo además alberga una torre de agua y unos baños para turistas que también han sido modelados a partir de botellas de cerveza.
La construcción no sólo es ecológica porque recicla una cantidad inmensa de material de desecho sino que además es luminosa y fácil de limpiar. El lugar es actualmente una de las mayores atracciones del sudeste asiático.
Durante su construcción los monjes budistas decidieron reunir tal cantidad de botellas de vidrio como un ejemplo de reciclaje útil, y para ello movilizaron a los habitantes de la zona en una operación de limpieza que culminó en este singular y exquisito templo donde se refleja maravillosamente el sol de tailandés.