Recordando a Pichuco
Con los sueños de un taura que nació en la vereda
De una calle porteña, con aliento a mercado,
Vos manyaste la vida de gorrión y bohemio
Y entendiste el mundo como un mágico estrado.
Te hermanaron los sones de milongas y tangos
Y le dieron el tono las chiruzas del barrio.
Nos metiste el rezongo de tu fuelle de cuero
En el alma vestido con sus roncos acordes.
Y al compás de la notas de algún tango canyengue
Dieron clase de baile el compadre y la mina,
Y supiste enseñarnos con tu estilo maestro
La verdad ciudadana, que es la voz de tu pueblo.
Ya no estas con nosotros, se acallaron acordes
mas quedaron vibrando en el aire del Plata
y en las noche porteñas cuando todo está en calma
aun se escuchan los sones que refrescan el alma.
Y Pichuco se ha ido nos dejó su bohemia
Nos dejó sus acordes, su flemático estilo
Nos dejó la tristeza que guardaban sus ojo
Y su pinta porteña de gorrión callejero.
Pero vivo y presente en el alma del pueblo
No ha de ser ignorado, no estará nunca ausente
Pues en noches de tango vibraran bandoneones
Y dirán los tangueros: Esta Pichuco presente.
Juan Manuel Olveira (El Viajero)
Buenos Aires, 16 de marzo de 2014