EL AGUA MÁS PURA Y ANTIGUA DEL PLANETA
Después de décadas de
prospecciones y 7 de perforación intensiva, un equipo de científicos rusos
logró agujerear la gruesa capa de hielo que recubre la superficie de la
Antártida y llegar hasta el lago Vostok, la masa de agua más pura y antigua del
planeta. Ha permanecido aislado de la biosfera terrestre más de 20 millones de
años, encerrado bajo un casquete helado de casi 4 kilómetros de espesor, y se
espera que su estudio aporte información crucial sobre la evolución de las
especies y el cambio climático.
Lev Savatiuguin, jefe del
departamento de geografía del Instituto de Investigaciones Árticas y Antárticas
de San Petersburgo, sostiene que «el actual descubrimiento, desde el punto de
vista científico, es equivalente en relevancia al primer viaje del hombre a la
Luna».
«No hay ningún accidente
geográfico en toda la Tierra que se haya mantenido aislado por espacio de 20
millones de años», asegura el científico ruso. Según su opinión, «el estudio de
este lago nos permitirá saber qué seres vivos habitaban entonces el planeta y
también cómo ha ido mutando el clima, lo que a su vez permitirá pronosticar los
cambios que deberán producirse más adelante».
Por su parte, German Leichenkov,
uno de los responsables de la actual expedición a la Antártida, afirma que «la
información más importante la obtendremos cuando lleguemos al fondo del lago».
Para ello habrá que dotarse de una tecnología especial. El jefe de geólogos,
Valeri Masólov, habla de la existencia en el lecho de la oquedad lacustre de
bacterias termófilas, que viven a temperaturas no inferiores a los 55 grados
sobre cero, lo que hace pensar que el Vostok se encuentra sobre una bolsa de
magma.
La superficie del lago, según el
parte oficial, se alcanzó, después de horadar 3.769,3 metros de hielo. Aunque
advirtió que aún no se dispone de pruebas directas, el jefe de la expedición,
Valeri Lukín, declaró que «probablemente se trate del agua más pura y antigua
que existe».
Lukín admitió que no se
recogieron muestras del agua del lago, ya que, según sus palabras, «las
hubiéramos ensuciado con el queroseno y freón que hemos utilizado como
anticongelante durante la perforación». La utilización de estas sustancias fue
lo que disparó las alarmas entre las organizaciones ecologistas mundiales.
Riesgo de contaminación
Las perforaciones en la zona
comenzaron, en 1970 por orden de las autoridades soviética con la intención de
estudiar la capa de hielo, cuyos estratos contienen valiosa información sobre
la evolución del clima. Se supo de la existencia del lago en 1996 gracias a la
participación de especialistas británicos. En 1998, cuando solo faltaban por
taladrar 130 metros, se detuvo el proyecto, en parte por falta de fondos, pero
también por las protestas internacionales, ya que la obsoleta tecnología
empleada entonces amenazaba con contaminar el agua.
Ya con el visto bueno de los
países firmantes del Tratado Antártico, Rusia reemprendió la perforación en
2005. Hubo varias expediciones, pero todas ellas fracasaron por distintos
contratiempos. El hielo se hacía más duro a medida que aumentaba la
profundidad.