Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Amigos en crisis se ayudan
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 
 
 REGLAMENTO para participantes 
 CLUB DE LAS DESVELADAS 
 IMAGENES de y para todos 
 LOQUERO MIXTO 
 REGLAMENTO LOQUERO 
 xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx 
 MUSICA 
 TROYANA POESIAS 
 DIRECCIONES UTILES 
 =ORACION GANDHI= 
 +JARDIN Y AMOR+ 
 
 
 CUMPLEAÑOS-deja aqui tu fecha 
 TODO FONDOS 
 ++COLORES -hacer TABLAS 
 ESCUELITA de KALESSAS 
 LA CASITA DEL ARBOL 
  
 IKHANNA sus memorias 
 PANEL DE INFORMATICA 
 mapa nuevo 
 ---------- 
 ====== 
 PORTADA 
 imagenes 
 
 
  Herramientas
 
General: GRANDES HISTORIAS DE AMOR !!
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 20 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 09/01/2015 20:09
Romeo y Julieta

1. Romeo y Julieta



Primer  Anterior  2 a 5 de 20  Siguiente   Último 
Respuesta  Mensaje 2 de 20 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 09/01/2015 20:10
Liu Guojiang y Xu Chaoqin ( La Escalera del Amor )

2. Liu Guojiang y Xu Chaoqin ( La Escalera del Amor )

Liu, el Chino de 70 años de edad quien cavó a mano más de 6,000 gradas en lo alto de una montaña para su esposa de 80 años de edad ha muerto en la cueva que ha sido el hogar de la pareja por los últimos 50 años.

Hace más de 50 años, Liu Guojiang, un muchacho de 19 años se enamoró de una madre viuda de 29 años llamada Xu Chaoqin.

En un rollo digno de Romeo y Julieta de Shakespeare, amigos y parientes criticaron la relación debido a la diferencia de edades y el hecho de que Xu ya tuviera hijos. Para esa época, era inaceptable e inmoral para un hombre joven el amar a una mujer mayor. Para evitar el murmullo en el mercado y el desprecio de sus comunidades, la pareja decidió fugarse y vivió en una cueva en el condado de Jiangjn en la sureña municipalidad de ChongQing.

Al principio la vida fue dura ya que ellos no poseían nada, ni electricidad y ni siquiera alimentos. Tuvieron que comer pasto y raíces que encontraron en la montaña y Liu construyó una lámpara de kerosene que usaban para iluminar sus vidas.

Xu sentía que había atado a Liu y repetidamente le preguntaba, ‘¿estás arrepentido?

Liu siempre le respondía,

‘mientras seamos laboriosos, la vida mejorará.’



En el segundo año de vivir en la montaña, Liu empezó y continuó por más de 50 años, a cavar las gradas para que su esposa pudiera bajar facilmente la montaña.

Después de medio siglo, en 2001, un grupo de aventureros estaban explorando el bosque y se sorprendieron al encontrar a la vieja pareja y las más de 6,000 gradas hechas a mano. Liu MingSheng, uno de sus siete hijos dijo,

‘Mis padres se amaban tanto, ellos han vivido en reclusión por más de 50 años y nunca han estado separados un solo día. El hizo más de 6,000 gradas a través de los años por la conveniencia de mi madre, a pesar de que ella no baja mucho la montaña.’

La pareja ha vivido en paz por más de 50 años hasta la semana pasada. Liu, ahora de 72 años regresó de su labor agrícola diaria y colapsó. Xu se sentó y oró por su esposo mientras moría en sus brazos. Tan enamorada de Xu estaba Liu, que nadie fue capaz de liberar el agarre que él tenía en la mano de su esposa aún después de muerto.

‘Tú me prometiste que cuidarías de mi, siempre estarías conmigo hasta el día en que muriera, ahora tú te fuiste antes que yo, ¿cómo voy a vivir sin ti?’

Xu pasó días repitiendo suavente estas palabras y tocando el ataúd negro de su esposo con lágrimas rodando por sus mejillas. En el año 2006, su historia se convirtió en una de las 10 historias de amor más famosas de China, recogida por el Chinese Women Weekly. El gobierno local ha decidido preservar la escalera de amor y el lugar en que vivieron, convirtiéndolo en un museo para que su historia de amor pueda vivir para siempre.

Respuesta  Mensaje 3 de 20 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 09/01/2015 20:12
Shah Jehan y Muntaz Mahal

3. Shah Jehan y Muntaz Mahal

El emperador Shah Jehan y Muntaz Mahal: quizá sus nombres no te digan mucho, pero si seguimos recordando a esta pareja 400 años después de su muerte, es porque su amor inspiró una de las siete maravillas del mundo y el monumento más famoso de la India, el Taj Mahal. El heredero del Imperio Mogol se enamoró perdidamente de una princesa persa-musulmana, que se convertiría en su segunda esposa y favorita de la corte. Pero tras dar a luz a su catorceavo hijo Muntaz Mahal murió, no sin antes pedirle cuatro deseos a su marido: que se casara de nuevo, que fuera bueno con sus hijos, que le construyera una gran tumba y que fuera a visitar su tumba al menos una vez al año en el aniversario de su muerte.
Al deseo de Mahal le dedicó el emperador toda su vida, convirtiéndose en su gran obra y paradójicamente en su destrucción, su obsesión se transformó en locura y el esfuerzo económico le supuso su ruina y la pérdida de su reino, uno de sus hijos le derrocó y Shah Jehan fue encerrado en el fuerte de Agra, donde pasó el resto de su vida contemplando entre rejas el monumental mausoleo construido por amor.

Respuesta  Mensaje 4 de 20 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 09/01/2015 20:13
Cleopatra y Marco Antonio

4. Cleopatra y Marco Antonio

Las relaciones transcurrieron durante trece años, desde el año 42 hasta el 30 a.C. en que se suicida Antonio. Aceptan, sin exageración, el calificativo de tempestuosas, alternando largos periodos de total entrega con otros de separación física. Ambos enamorados nunca abandonaron del todo sus respectivas responsabilidades políticas. En este sentido, la situación era muy desigual; el romano contaba con un poderoso ejército, pero, además de mantener la hegemonía en Oriente, tenia que atender al flanco interior; por el contrario, la egipcia, sin huestes que poder enfrentar a las legiones de uno u otro triunviro, para mantener su corona solo tenia las armas de la astucia y seducción personal.

Estando Marco Antonio en Tarso, importante ciudad de Cilicia, en Asia Menor, convocó a Cleopatra para un encuentro personal. Ella, que ya no contaba con validos en Roma, para deslumbrar al nuevo poder, preparó le reunión con todo lujo de detalles: arribó a la cita en un majestuoso barco escoltado por una solemne flotilla ataviada con todo lujo. El extraordinario atractivo de la reina impresionó a Antonio quien, ganado por su personalidad y encanto, le concedió algunas de sus peticiones: parece que entre ellas eliminar a su propia hermana Arsinoe. Ambos eran conscientes de que su alianza podía ser de mutuo beneficio: Cleopatra deseaba hacer de Alejandría una nueva Roma y Marco Antonio necesitaba contar con Egipto para controlar el Imperio Romano. Se despidieron concertando una nueva entrevista. La cita tuvo lugar en el invierno del año 41 a.C. El romano pasó toda la estación olvidando sus responsabilidades, malgastando el tiempo en todo tipo de derroches y ociosidades. Mientras, en Roma, Octavio sentaba las bases para la inminente pugna contra Marco Antonio, desacreditándolo ante el Senado y acusándolo de dedicarse a pasar los días de bacanal en bacanal con su "furcia "egipcia.

En la primavera del año 40 a.C. y muy a su pesar, Antonio hubo de abandonar Alejandría y embarcarse hacia Tiro, desde donde sofocó una nueva revuelta parta. Luego marchó a Éfeso y desde allí a Atenas, donde se encontró con su esposa Fulvia, dispuesta a no perdonar su abandono y entrega a Cleopatra. Reunidas naves y tropas, Marco Antonio fue a Italia para enfrentarse contra Octavio. Pero, en lugar de combatir, los rivales optan por negociar, consolidando las zonas de influencia del triunvirato en vigor legal. Aprovechando que Antonio había enviudado de Fulvia, el acuerdo es sellado mediante el matrimonio con Octavia, la hermana de su rival. Por aquel entonces -otoño del 40 a.C.- Cleopatra daba a luz los gemelos Alejandro Helios y Cleopatra Selene, hijos de su compañero romano.

Los tres años siguientes, suministran escasa información sobre Cleopatra, con supuesto enfado por la boda de Marco Antonio. Éste, atiende en Roma sus obligaciones: prepara una campaña para rechazar a los partos y reorganiza algunos territorios como Judea. En el año 36 a.C. parte a la guerra de Oriente, que en los primeros combates se muestra desfavorable a las legiones. No es de extrañar que, desalentado, decide reposar en compañía de Cleopatra, con la que se reúne en Antioquia, pasan luego a Alejandría donde se casan. La derrota, seguida del aparente abandono del teatro de operaciones; la boda pública, en realidad bigamia pues ya estaba casado con una romana; el cambio de aspecto y costumbres, cada vez más orientales, son pretextos que aprovecha con éxito Octavio para ahondar el descrédito de su rival. Nace un tercer hijo y Cleopatra es acusada de embrujar a Antonio, quien termina siendo declarado “enemigo de la República”

Mientras, la situación en la frontera parta sigue deteriorándose. En el 34 a.C., se hace imprescindible una nueva intervención militar; esta vez la fortuna sonríe a Marco Antonio, quien, en lugar de ir a explotarla a Roma, retorna a los brazos de Cleopatra, quien organiza en su honor un ostentoso simulacro del “triunfo” (desfile de entrada en Roma del general vencedor, que era aclamado por el pueblo) romano. La pareja continúa su fastuosa vida oriental, ajenos al entorno, cada vez más hostil.

Un dicho popular afirma “el diablo, cuando quiere perder a alguien, primero lo envanece”. Esta es la única explicación a que, con su demostrada sabiduría y experiencia, cometiesen el error que Roma jamás podía tolerar: reparten el territorio bajo su control entre Cleopatra, Cesarión - el hijo de César- y los hijos que había tenido con Cleopatra, entre ellos, Ptolomeo Filadelfo, de tan sólo 2 años. La guerra es inevitable, una guerra “a la romana”, esto es: total sometimiento del enemigo, cuando no, su exterminio.

Tras algunas escaramuzas, el ejército combinado de Cleopatra y Antonio es bloqueado en Actium (Grecia). Para romper el cerco, deciden plantear una batalla naval, que se adivina decisiva. El 2 de Septiembre del 31 a.C. tiene lugar el enfrentamiento de la flota combinada, mandada por el propio Antonio y con la presencia de Cleopatra, contra la romana comandada por el prestigioso almirante Agripa. En pleno fragor del combate, por razones aún no aclaradas, Cleopatra ordena a los 60 barcos de la flota egipcia que sigan a su bajel abandonando la lucha. Al ver esta maniobra, Antonio, desentendiéndose de la batalla, ordena a su trirreme dar alcance a la reina fugitiva. La derrota fue total, perdiendo más de la mitad de las naves y la defección de gran parte de las legiones acuarteladas en tierra. Cuentan las crónicas que el general pasó “tres días, sentado en la proa, sin moverse y con la cabeza entre los brazos”.

Cleopatra puso rumbo a Alejandría. Ante el temor de que sus súbditos reaccionasen a la derrota de manera negativa, la reina no dudó en engalanar las naves al arribar al puerto, convirtiendo así el estrepitoso fracaso en una fingida victoria. Por su parte, Marco Antonio, marchó a Cirenaica, donde había dejado tropas acantonadas, con las que pretendía hacer frente a la previsible ofensiva final de su rival, pero le retiraron su fidelidad, pasando de bando en masa. Abandonado, regresa a Alejandría, donde se sume en una profunda depresión. Entonces recibe la falsa noticia de la muerte de Cleopatra; desesperado, se clavó su propia espada. No murió de inmediato, sus sirvientes le trasladaron al mausoleo donde ella se había encerrado. Allí expira, en los brazos de su amada.

Tras sepultar a Antonio, Cleopatra decide morir. Las heridas que se hizo en el pecho, llorando ante el cuerpo del amante moribundo, se habían infectado. La fiebre y la privación voluntara de alimentos la estaban consumiendo. Octavio - quien no podía consentir que la reina muriera, tenía que desfilar en su “triunfo”- la amenazó con la muerte de sus hijos si persistía en su actitud, Cleopatra cedió y volvió a alimentarse. Octavio quiso asegurarse del cambio de actitud y la visitó en persona. La entrevista ha inspirado la leyenda más conocida sobre la reina del Nilo; intenta repetir la maniobra que tanto éxito había tenido en el pasado: seducir a Octavio. Pero el victorioso general no se dejó impresionar por la reina, al parecer concentra su rechazo en la nariz, demasiado grande a su gusto:

“Si la nariz de Cleopatra hubiese sido más corta, la historia del mundo habría cambiado”

Vuelta al mausoleo, los espías le informan que marcharía, junto a sus hijos, hacia Roma dentro de tres días. Era el fin, negándose a la humillación de caminar prisionera en el “triunfo” de Octavio, elige la única salida posible: Se hizo bañar, maquillar y vestir como reina por sus dos fieles servidoras. A continuación envió una carta a Octavio en la que pedía que su cuerpo fuese sepultado junto al de Antonio. Cuando Octavio abrió la carta, sospechó que la reina iba a quitarse la vida. Con urgencia, envió emisarios para evitarlo, pero ya era demasiado tarde. Los esbirros abrieron las puertas y... vieron ya a Cleopatra muerta en un lecho de oro, regiamente adornada.

Encontraron dos tenues punzadas en un brazo de la fallecida reina, lo que hizo pensar que se había dejado morder por un áspid. Alguien dijo que un campesino había traído una cesta llena de higos en la que se ocultaba el reptil.

Era el 12 de agosto del año 30 a. de C. La reina había vivido 39 intensos años.

Respuesta  Mensaje 5 de 20 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 09/01/2015 20:15
Juana la Loca y Felipe el Hermoso

5. Juana la Loca y Felipe el Hermoso

El matrimonio se celebró en Lille, el 21 de agosto de 1496. Las crónicas relatan que no pudo empezar con mejores auspicios: la atracción física entre los novios fue muy intensa desde el momento de conocerse, obligando a precipitar el casamiento para permitir a los fogosos cónyuges consumarlo de manera inmediata. Pronto quedó Juana embarazada, y nació una niña, Leonor. Según la opinión mas extendida, este embarazo fue el detonante para el cambio de actitud experimentado por Felipe, que vuelve a sus devaneos amorosos con las damas de la Corte. Esta situación se hizo pública y llegó a conocimiento de Juana, la cual, exigió fidelidad a su marido. Pero Felipe no hizo caso y siguió siéndola infiel. Juana, presa de unos celos obsesivos, puso de su parte todo lo posible para volver a las apasionadas relaciones que antes tenían los dos, emprendiendo, a la vez, una estrecha vigilancia de Felipe, lo que dio lugar a infinidad de situaciones más o menos embarazosas. Como ejemplo de este comportamiento sorprendente se cita dos anécdotas reveladoras:

Agredió a una dama de compañía, cortándola el cabello con sus propias manos, por tener sospechas – parece ser que con total fundamento - de ser una de las furtivas amantes de Felipe.

El 24 de febrero de 1500 nace su segundo hijo, Carlos, el futuro Emperador. Cuenta la tradición que el parto tuvo lugar en un pequeño retrete del palacio de Gante, porque Juana, a pesar de su avanzado estado de gestación, acudió a una fiesta para vigilar de continuo a su marido, sorprendiéndola allí la rotura de aguas. No debe extrañar que ante tan insólita afectación, los cortesanos empezasen a sospechar del equilibrio anímico de la futura soberana, comenzando a tejerse la leyenda de que estaba loca. Las crónicas señalan una mejora en las relaciones entre los dos a partir del nacimiento de Carlos. No falta quien achaca el acercamiento de Felipe a su ambición, las circunstancias le colocan en disposición de reinar en España: D. Juan, hermano mayor de la princesa muere en 1497, un año más tarde corre igual suerte la siguiente hermana, Isabel; por último, el hijo de esta, el infante Miguel de Portugal fallece en 1500. Los desgraciados sucesos convierten de forma automática a Juana en heredera de las coronas de Aragón y Castilla. Fruto de la nueva luna de miel, da a luz a Isabel.

A principio del año 1502 Juana y Felipe llegaron a Fuenterrabía para ser proclamados príncipes de Asturias, y Gerona, títulos tradicionales de los respectivos herederos de Castilla y Aragón. El 10 de marzo de 1503 nacía en Alcalá de Henares el cuarto hijo del matrimonio: Fernando. Por el momento, las pretensiones de Felipe no podían ir más allá de lo conseguido, con lo que no considera necesario continuar en la, hasta cierto punto, austera corte de sus suegros. Alegando cierto desgobierno en sus estados se fue a Flandes: Juana, en contra de su voluntad, se queda en España. La separación aumenta los celos, que se vuelven más y más obsesivos. Sus padres, los Reyes Católicos, con la excusa de su estado físico tras el reciente parto, insisten en mantener a Juana a su lado vigilando su evolución. Pero la voluntad de Juana es firme, desea ir al lado de su esposo. Venciendo los serios intentos de su madre por retenerla, acaba embarcando con destino a Flandes. Para su desconsuelo, allí comprueba que sus temores no eran infundados. La reina de Castilla, Isabel I, muere víctima de un cáncer. La nueva situación obliga a la pareja a volver a España, aunque un nuevo embarazo retrasa la partida; a finales del año 1505 Juana da a luz a María. Por fin, en la primavera de 1506, tras una breve estancia en Inglaterra, Juana y Felipe llegan a La Coruña. El testamento de la reina Isabel deja como heredera de la Corona de Castilla a su hija Juana, pero una cláusula indica que, en caso de desequilibrio mental, la regencia sería encomendada al padre. D Fernando de Aragón. Esta disposición, sería la semilla de graves enfrentamientos políticos, que, con toda seguridad, agravaron el estado de Juana.

A Juana no la interesa el poder, estaba enamorada; para ser feliz sólo necesitaba la fidelidad de su esposo. Diferente era la actitud de Felipe, que ansíaba convertirse en rey, o de su padre D. Fernando, que ama la potestad. Ambos se enzarzan en una agria pelea con una referencia común: sus presuntos derechos a ejercer la regencia emanaban de la pretendida incapacidad de Juana. Conociendo a estos personajes, a nadie le puede extrañar que los dos alentasen la locura de la reina. En septiembre de 1507 don Felipe jugaba un partido de pelota en Burgos. Cuando terminó, sudoroso, bebió agua helada, lo que le provocó una inmensa fiebre. Nunca se repuso, y el 25 de septiembre moría. Algunos decían que pudo haber sido envenenado, pero no se pudo probar.

El comportamiento de Juana tras la muerte de su esposo constituye la mayor fuente de inspiración para todo tipo de leyendas. En el momento de recibir la desgraciada noticia no derramó una sóla lágrima; pero su rostro adquirió para siempre un rictus de desconsuelo. Su amado Felipe fue enterrado de manera provisoria en Burgos, desde donde debía ser trasladado a la Capilla real de Granada. Pero una repentina epidemia aconsejó a la reina trasladarse a Burgos, donde llevó consigo el féretro. Juana iba todo los días a la cripta, y después de almorzar en el monasterio, pedía a los monjes que abrieran el ataúd para acariciar a su marido. Le aterraba pensar que podrían llevar el cadáver de Felipe a Flandes, y necesitaba constatar a diario de que el cuerpo seguía estando allí. El 20 de diciembre, con la reina en avanzado estado de gestación, comienza el traslado del cadáver hasta el panteón real de Granada. El tétrico espectáculo de la comitiva, la cara pálida y aterrada de Juana, conmocionaban a la gente en los caminos. La comitiva, encabezado por la viuda, viajaba siempre de noche y alojándose en lugares donde las mujeres no pudiesen tener contacto con el cortejo, lo que aumentó las noticias de la locura de doña Juana. Para aumentar los detalles morbosos, durante el trayecto la Reina se puso de parto, deteniéndose la comitiva en Torquemada (Palencia). En enero de 1507 nacía Catalina.

Tras el sepelio, Juana cayó en una gran depresión, y, su padre D. Fernando, ya sin rival, asume la regencia de Castilla. Para mayor control de la situación decide encerrar a Juana en Tordesillas. En 1516 murió D. Fernando, dejando el trono en manos de su nieto, e hijo de Juana, Carlos I de España (aquel niño nacido en el retrete del palacio de Gante).

La suerte de Juana no mejoró con el cambio de monarca; su hijo también estaba interesado en que figurase de manera oficial como incapacitada, de lo contrario no sería él el Rey, con lo que mantuvo la reclusión de su madre. Allí permaneció el resto de su existencia, vestida siempre de negro y haciendo una vida retirada. Había días en que se la oía llorar llamando desconsolada a su esposo, incluso, algunos decían que se la escuchaba hablar con él como si estuviera presente. Todo ello contribuyó a acentuar su problema mental.

El 12 de abril de 1555 fallecía doña Juana, tras 46 años de cautiverio atenuado, con su cuerpo cubierto de llagas al negarse a ser aseada y cambiada de ropa.

Quizá los celos de Juana degenerasen en una leve enfermedad mental, pero esta se vio agravada por las disputas de poder, primero entre su marido y padre y luego su hijo. Todos sus allegados prefirieron el aislamiento de Tordesillas en lugar de intentar la recuperación que, en su caso, pudiese haber sido, al menos, ensayado. Descansa para siempre, junto a su amado Felipe, en el panteón de la Catedral de Granada.


Primer  Anterior  2 a 5 de 20  Siguiente   Último 
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados