Críticas para crecer, críticas para hacerte daño
Recordando el post “Aprende a decir que no en tu vida“, en el que explicábamos que el comportamiento asertivo entiende que una persona asertiva es capaz de transmitir sus propios y verdaderos sentimientos, enfrentándose a las críticas de los demás de forma positiva y adecuada, llegábamos a la conclusión de que éstas no se enfadan o emplean la ira para demandar sus verdaderas necesidades a las personas que tienen alrededor.
Antes de pasar al ejercicio que hoy os planteo para aprender a ignorar las críticas que muy habitualmente recibimos, tenemos que saber que se dividen en dos tipos: la ofensiva y la constructiva.
- La primera es la que “no nos gusta” o “nos sienta mal”. Es cuando hacemos sentir a una persona rechazada, despreciada o lo que más nos suele doler, humillada. Esto también entra dentro de las situaciones de grupo o con varias personas siendo participes de la humillación.
- La segunda es la que, de forma humilde todos necesitamos en nuestras vidas, y la que nos permite mejorar cada día, consiguiendo objetivos y mejorando nuestras relaciones.
También nos encontramos con que dependiendo de la forma en como éstas se realicen, las criticas pueden ser correctas cuando se expresan sin falta de respeto a la otra persona mediante los dos tipos de comunicación verbal y no verbal, e incorrectas cuando se realizan faltando al respeto a la otra persona mediante las comunicaciones anteriormente citadas.
Hoy trabajaremos una herramienta para “ignorar” información ofensiva que tanto nos puede condicionar emocionalmente y fomentar la no consecución de nuestros objetivos o, peor aún, nuestros propios sueños.
Con este ejercicio sólo prestamos atención a aquello de la crítica que nos permite aprender positivamente y mejorar. Es súper sencillito. Cuando estemos delante de un juicio que nos haga sentir mal, responderemos a la persona que lo está realizando de una forma inteligente, mostrándonos emocionalmente independientes a ese sujeto.
Y ésto, ¿Cómo se hace?
Un ejemplo:
- No me parece nada bien que hayas ido a a esa fiesta sin mí, aunque supieses que tenía que madrugar. No te costaba nada, siempre quiero estar contigo y hacer cosas juntos y tú nunca me tienes en cuenta. Eres una persona horrible.
RESPUESTA: es verdad que te podía haber invitado pero al decirme que tenías que madrugar, como siempre me comentas que no quieres salir de fiesta el día antes de ir al trabajo, no quise molestarte y seguí tu respuesta habitual. Si no quieres trasnochar lo comprendo.
Os aconsejaría que hagáis este ejercicio cuantas más veces mejor para lograr integrarlo de forma sana y relajada como un hábito en nuestro día a día.
Es fantástico ir integrando pautas saludables de Inteligencia Emocional en nuestra vida y notar sus estupendos resultados. Feliz aprendizaje emocional a tod@s
lamenteesmaravillosa.com