CUANDO LE DA LECHE DE VACA A SU HIJO ¿SABE LO QUE LE ESTÁN DANDO?
Hormonas recombinante del crecimiento bovino causa cáncer de colon, próstata y mamas
Estados Unidos y Argentina, son dos países donde todavía se permite inyectar la hormona recombinante del crecimiento bovino o rBGH, lo cual es criminal en la producción de leche vacuna para el consumo humano (Ud. puede investigar si esto también ocurre en su país) pues se sabe que causa cáncer de colon, próstata y mamas. Las vacas inyectadas "pueden sufrir en mayor medida estos efectos", además de ovarios quísticos, trastornos uterinos y digestivos y úlceras (por lo cual la leche es bombardeada con antibióticos). Lo más grave son las consecuencias sobre la salud humana ya que el factor de crecimiento humano es químicamente idéntico al bovino.
Investigaciones europeas concluyeron que la rBGH y produce cáncer de mama y próstata en los seres humanos.
Este producto es fabricado por Monsanto y el fármaco es comprado ansiosamente por los productores de leche argentinos bajo los nombres POSILAC, o BGH, o rBGH, o BST o rBST. Cuando las vacas lecheras son inyectadas con él, los animales aumentan su producción de leche hasta en un 10-15%.
El uso de la rBGH en las vacas lecheras fue aprobado por la Food and Drug Administration de EEUU a finales de 1993 y fue bien recibida por los productores agropecuarios argentinos.
La Hormona está prohibida en Canadá, en la Unión Europea, Japón, Australia y Nueva Zelanda, pero la FDA, la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Agricultura de EEUU, así como el Gobierno Argentino, continúan aprobando la droga (y otros nuevos alimentos genéticamente modificados) sin los ensayos de seguridad científico-médicos requeridos. Y esto ocurre por la presión económica de la industria sobre funcionarios corruptos que ni siquiera solicitan a los productores que pongan una etiqueta a sus alimentos transgénicos.
La hormona obliga a las vacas a producir 100 litros de leche por día, lo que es una cantidad increíble). Las vacas permanecen inmóviles y sin dormir, esclavizadas a las máquinas que le extraen la leche, sufren infecciones en las ubres (mastitis), graves problemas reproductivos, desórdenes digestivos, enfermedades en las patas y piernas, además de úlceras persistentes y laceraciones.
Actualmente, Monsanto es la única empresa del mercado que comercializa la somatotropina bovina recombinante, bajo el nombre comercial Posilac.
Empresas cómplices: Serenisima de Mastellone Hnos., Sancor, Milkaut, Williner/Ilolay (Cooperativa de Tamberos. Cooperativa tambera Paraná, VH Productos Alimenticios, Distribuidora San Lorenzo (Establecimiento La Paulina, Lácteos Conosur, (Lácteos D'Agovac, Lácteos Verónica- Manfrey ccop de tamberos, MOLFINO Hnos., Nestlé Argentina, Parmalat Argentina, Vauquita (Utilizan leche de tambos industriales que aplican a las vacas lecheras rBGH).
En Argentina no sólo la leche produce cáncer de colon, mamas o próstata: también lo hacen sus productos derivados: Como el queso, el helado, la crema, el chocolate, el Yogurt, la manteca, etc. La rBGH es perjudicial para las vacas En 1998 investigadores canadienses descubrieron que las vacas tratadas con la hormona, tenían un 25% más de probabilidades de generar mastitis (infección de la ubres), un 18% más de riesgo de infertilidad y un 18% más de riesgo de agotamiento.
Las vacas tratadas con rBGH tenían un 20% más de probabilidades de ser removidas de las ganaderías por una salud deficiente.
Según la misma Monsanto en su marca comercial Posilac, las vacas inyectadas con rBGH están en mayor riesgo de presentar 20 efectos secundarios adversos, muchos de ellos serios, tales como: infecciones de las ubres, índices reducidos de embarazo, ovarios quísticos, trastornos uterinos y digestivos, úlceras, distensiones y callos en las rodillas. El efecto secundario más común es la mastitis. Los estudios han demostrado que las vacas inyectadas con ese producto hormonal, tienden a tener mastitis más severas y duraderas que las vacas no inyectadas.
Las vacas enfermas requieren más antibióticos, un aumento de infecciones de ubres eleva el uso de antibióticos en las vacas.
Estos antibióticos y sus residuos se filtran en la leche. Estos residuos pueden causar reacciones alérgicas en algunos individuos sensibles y contribuir al crecimiento de la resistencia antibiótica de las bacterias, un problema todavía importante en la salud humana. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) ha aprobado 30 antibióticos para su uso en vacas, pero la Fiscalía General del Estado reportó que 50 antibióticos ilegales son utilizados comúnmente. Peor aún, las pruebas rutinarias realizadas por la FDA en la leche pueden detectar únicamente cuatro tipos de antibióticos. Los antibióticos bovinos se venden sin ninguna prescripción en los almacenes agrícolas, de manera que hay muy poco control de cuándo y cómo se utilizan.
LAS CONSECUENCIAS EN LA SALUD HUMANA
La hormona no actúa directamente para estimular la producción de leche en las vacas. Más bien, provoca la salida de IGF-1 (factor de crecimiento - 1 - semejante a la insulina), una hormona natural de crecimiento muy poderosa, que estimula la producción de leche. Una serie de estudios han demostrado que las vacas tratadas con ella, producen leche con niveles de IGF-1 de dos a diez veces más altos que la leche de una vaca normal.
La que también se encuentra en los seres humanos y son químicamente idénticas, lo que significa que la leche de vacas contiene una cantidad elevada de un factor de crecimiento que es biológicamente activo en los seres humanos.
Cuando los seres humanos producimos naturalmente IGF-1, esta sustancia se rompe rápidamente en nuestros cuerpos y la que se encuentra en la leche tratada, es mucho más potente que la encontrada en la leche regular porque el enlace con las proteínas acompañantes es más débil. El calcio de la leche puede reemplazarse con alimentos que estén Menos contaminados. Recurra a su nutricionista.
Los pollos de criaderos y el ganado vacuno de Fast food, también soportan hacinamientos, inmovilidad y comen alimentos balanceados no adaptados a su naturaleza, que disminuyen y alteran notablemente el valor nutritivo y alimenticio de las carnes, las que se producen utilizando hormonas y antibióticos.
Las terneras en explotación intensiva son las hijas e hijos de las vacas explotadas por la industria lechera. Se las separa de su madre entre 3 y 8 días después de su nacimiento, provocando un terrible trauma a ambas. Después son vendidas a criadores profesionales. Son aisladas en diminutos cajones donde se les inmoviliza y donde recibirán una alimentación artificial pobre en hierro formada por, leche en polvo, vitaminas, minerales, azúcar, antibióticos y fármacos para el crecimiento.
Estas medidas van encaminadas a conseguir una carne blanca y blanda, (gracias a la anemia y al atrofian sus músculos por falta de movimiento), y a una búsqueda de optimización de los costes de alimentación del ternero (pues al no moverse no quema calorías y engorda más deprisa). En esta situación, que durará varios meses (según considere oportuno el ganadero para su beneficio económico), el ternero padece graves problemas psíquicos y físicos. Podemos imaginarlo con facilidad, son sólo bebés apartados de su madre que viven una corta vida de penurias aislados y sin apenas poder moverse, cuando en libertad corretean, se tumban cómodamente en la hierba, se relacionan con su madre, juegan con otros terneros y hacen todo aquello que les hace felices.
Tengamos en cuenta que cuidar la salud no es sólo ir a un control médico, sino la investigación rigurosa de lo que estamos comiendo o bebiendo, a través de las Industrias Corruptas del mercado capitalista de hoy, que no escatima esfuerzos para envenenarnos, con el objeto de reducir la población del planeta a niveles aceptables.