Ayer en la noche, despedimos al compañero y amigo que nos brindó durante sus quince años, toda la alegría, compañía y amor incondicional.
Sus dolencias irreversibles por dolores agudos por desviación de columna y problemas de cadera irreversibles, nos llevaron a optar por aplicarle la eutanasia.
Se llevó mis lágrimas en su carita y yo me quedé con algunas suyas entre mis manos.
Gracias ORIÓN por todo lo que nos regalaste!
Siempre te extrañaremos y recordaremos.